Todo vale en la batalla por el reparto de poder en la UE. José María Aznar invocó ayer el Testamento de Adán --libro apócrifo anterior al siglo V--, para defender su postura frente a las pretensiones de Francia y Alemania de reducir el peso de España en el Consejo Europeo.

"No sé en qué artículo del Testamento de Adán está escrito que cuando unos defienden sus intereses nacionales son europeístas y cuando otros lo hacen son egoístas", replicó irónico el presidente del Gobierno a quienes lo acusan de obstaculizar la construcción europea.

COMO UN REY FRANCÉS Se da la circunstancia de que un rey de Francia, Francisco I, utilizó el mismo argumento para cuestionar el Tratado de Tordesillas, por medio del cual España y Portugal se repartieron en 1494 el Nuevo Mundo. Francisco I manifestó al papa Alejandro VI que él nunca había oído de una cláusula en el Testamento de Adán que dividiera al mundo entre sus primos de la península Ibérica.

La situación de Aznar era ayer de aislamiento. Pese a mostrarse "de buen humor" y abierto al diálogo, mantenía un tono de sutil desafío. "Pude venir hablando del pacto de estabilidad, todos saben quién lo cumple y quién no, pero no voy a criticar a nadie", dijo en alusión a Francia y Alemania, que han vulnerado las reglas económicas de la UE.

Antes del inicio del debate sobre la futura Constitución europea, Aznar mantuvo encuentros personales con Tony Blair, Gerhard Schröder y el presidente de turno de la UE, Silvio Berlusconi, dentro de los esfuerzos por encontrar una solución. La Moncloa rehusó explicar por qué no se produjo también un cara a cara con Jacques Chirac, con quien, según diferentes fuentes, las relaciones personales pasan por sus peores horas.

EXCLUIDO DEL DESAYUNO Por otro lado, José María Aznar intentó restar importancia, ayer, a su exclusión del desayuno que mantuvieron Jacques Chirac, Gerhard Schröder y Tony Blair en un hotel de Bruselas antes del inicio del Consejo. "Cada uno se reúne a desayunar con quien considera oportuno", dijo. Berlusconi no llegó a tiempo para recibir a Aznar a la entrada del edificio de la cumbre, pero sí dio la bienvenida a los líderes de Reino Unido, Alemania y Francia.