Un kamikaze hizo saltar ayer una carga explosiva a las puertas de un mercado al aire libre de Hadera (Israel). En el atentado murieron al menos cinco israelís y una treintena resultaron heridos, seis de ellos de gravedad, según los servicios médicos. La explosión provocó graves daños materiales en el lugar. La Yihad Islámica se atribuyó la acción como represalia por la muerte de uno de sus dirigentes en Cisjordania, el pasado domingo, a manos del Ejército israelí.

El atentado se produjo poco antes de las cuatro de la tarde, en un momento en el que las tiendas del mercado estaban muy concurridas. Su autor es un hombre de 20 años que hacía sólo un mes que había salido de la cárcel, según la radio pública israelí. Las autoridades seguían la pista, además, de un coche en el que supuestamente huyeron dos sospechosos.

Se trata del primer ataque suicida en territorio israelí desde el 28 de agosto. La acción se asemeja a otras dos perpetradas tras la proclamación de la tregua, que se selló el pasado febrero en Egipto entre israelís y palestinos, y secundada nominalmente por todas las facciones armadas.

La Yihad Islámica se responsabilizó del ataque como revancha por la muerte de Luai Saadi, líder del aparato militar de la organización en Cisjordania. Uno de sus portavoces anunció que siguen comprometidos con la tregua siempre que sea mutua.

CONDENAS El presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Abú Mazen, se apresuró a condenar el atentado que, según dijo, "daña los intereses palestinos y puede incrementar la espiral de violencia y el derramamiento de sangre". También EEUU, Francia y el representante para la Política Exterior de la UE, Javier Solana, condenaron el atentado.

No en vano, se produce en un momento inoportuno, el mismo día en que el ministro israelí de Interior, Saúl Mofaz, y el presidente egipcio, Hosni Mubarak, acordaron en El Cairo reabrir el paso fronterizo de Rafá entre Gaza y Egipto.