Afalta de que las últimas tropas estadounidenses se retiren de Irak antes de finalizar el año, ya está en marcha la secuencia de ceremonias para conmemorar el final de la guerra. El presidente Barack Obama acudió ayer a la base militar de Fort Bragg, en Carolina del Norte, para agradecer a los soldados que han servido en Irak desde el inicio de la ocupación, hace casi nueve años, su entrega y sacrificio. "Como comandante en jefe y en nombre de una nación agradecida, estoy orgulloso de decir finalmente estas palabras: bienvenidos a casa", dijo flanqueado por la primera dama, Michele Obama.

En los próximos días abandonarán Irak los últimos 39.000 soldados apostados en el país árabe, una vez cerradas muchas de las bases militares estadounidenses y después de que fracasaran las negociaciones con el Gobierno iraquí para garantizar inmunidad jurídica a los miles de militares que EEUU quería dejar permanentemente en la zona.

FUENTE DE CONFLICTOS Obama reconoció ayer que la guerra ha sido "una gran fuente de controversia" y "ha durado mucho tiempo", pero celebró que no concluya "con una batalla final, sino con una marcha final de vuelta a casa". Washington no piensa desvincularse totalmente de Irak, sin embargo. Como comunicó el presidente esta misma semana al primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, EEUU seguirá armando y entrenando a sus fuerzas de seguridad.

Para el inquilino de la Casa Blanca, el fin de una guerra que heredó de su predecesor George Bush y a la que se opuso desde sus tiempos de senador es una victoria política que le permite cumplir con una de sus promesas de campaña. Pero muchos piensan que su lectura del legado estadounidense es más benigna que la turbulenta e incierta realidad iraquí, mientras sus rivales republicanos le reprochan que salga del país sin suficientes garantías de que los intereses de EEUU serán preservados.

"Esta claro que Irak no es un lugar perfecto", dijo Obama frente a los uniformados de Fort Bragg que han combatido en el país centroasiático. "Pero dejamos detrás un Irak soberano, estable y autosuficiente, con un Gobierno representativo elegido por su pueblo", añadió.

SINIESTRA SECUENCIA Como recordó ayer el presidente, en el avispero iraquí han participado 1,5 millones de estadounidenses, y el coste humano ha sido oneroso. Casi 4.500 muertos y más de 30.000 heridos, además de una factura económica que supera el billón de dólares. Pero invocando el excepcionalismo estadounidense, Obama dijo que el "sacrificio" de su país ha concedido a los iraquís "la oportunidad de forjarse su propio destino". "Esto es parte de lo que nos hace especiales a los estadounidenses. A diferencia de los antiguos imperios, no nos sacrificamos por territorio o recursos, sino porque es lo correcto", afirmó.

Sin embargo, no se acordó de los más de un millón de iraquís que han perdido la vida en la siniestra secuencia de guerra, sanciones y más guerra iniciada por EEUU con la operación Tormenta del Desierto en 1991. Una vez concluya el repliegue militar de Irak, Washington dejará atrás a 200 marines, además de miles de diplomáticos, asesores militares, técnicos y espías en la que es y será la mayor embajada de EEUU en el mundo. Según apuntó el Huffington Post, el personal de la embajada se doblará hasta los 16.000 funcionarios, cifra que incluye a unos 5.000 agentes de seguridad privada.