Es casi imposible hacer una foto de la casa de Mandela en Johannesburgo (Sudáfrica). Antes de enfocar, la reja automática se abre y sale una uniformada que ahuyenta al intruso. "No puede estar aquí. Es por seguridad. Gracias". Las cámaras de vigilancia acompañan en la retirada, y al final apenas ha habido tiempo para observar las decenas de piedras pintadas con mensajes pacifistas que hay por el suelo.

La intimidad del líder antiapartheid es una cuestión de Estado tan grande como lo es todo lo que rodea su nombre. La última dosis es polémica. La policía sudafricana ha abierto una investigación contra dos agencias de información de prensa --la estadounidense Associated Press y la británica Reuters-- por espiar a Mandela.

El caso lo ha destapado esta semana el periódico sudafricano Times LIVE, que ha revelado que las agencias instalaron al menos tres cámaras de circuito cerrado enfocando a la residencia del expresidente en Qunu, su pueblo de infancia y donde ha pasado largas temporadas este año.

Lugares sensibles

Las cámaras, ya retiradas, estaban dentro de la propiedad de una vecina, quien hace seis años dio permiso para que las colocaran. "Acordé tener esas cámaras aquí, pero no voy a decir nada más", explicó. Tampoco si a cambio ha recibido algo.

Las agencias han negado las acusaciones de espionaje y aseguran que no eran cámaras de vigilancia. Según el portavoz de AP Paul Colford, "el montaje era parte de los preparativos sobre la eventual muerte del señor Mandela". Las agencias han insistido en que las cámaras nunca habían estado encendidas y que solo habrían empezado a grabar si se hubiera producido una noticia importante que involucrara al expresidente. "Hicimos lo mismo en los preparativos para cubrir la muerte de Juan Pablo II", dijo Colford.

Pero la policía sudafricana no se acaba de creer esta versión y ha desplazado a un equipo especializado a Qunu para averiguar si las cámaras llegaron a captar imágenes. "Las casas de los expresidentes son lugares sensibles. Nadie los puede filmar o fotografiar", explicó un portavoz policial. Los agentes también investigan la "función" de otras cámaras descubiertas cerca de la residencia de Mandela, entre ellas una de la televisión pública sudafricana SABC, que apunta al pueblo desde una colina.

¿Pragmatismo mediático o morbo cruel? El caso es que en Sudáfrica la muerte de Mandela --que ya ha cumplido 93 años-- sigue siendo un tema tabú repleto de eufemismos. Pasó cuando a principios de año centenares de periodistas se apostaron a las puertas del hospital donde ingresó por problemas respiratorios o cuando sus visitas al pueblo natal se interpretaron como una vuelta a los orígenes para preparar la muerte.

Y, como entonces, la crítica a los medios de comunicación se ha contagiado por todo el país. Ayer la joven Mahlape se indignaba. "¡Cómo demonios hacen eso! Nadie debe hacer preparativos antes de una muerte. Es antiafricano y una falta de respeto. Que lo dejen en paz".