Presidencialismo a la francesa, con doble vuelta electoral. En una tentativa probablemente estéril de recuperar la iniciativa política tras el revés electoral en las últimas municipales, Silvio Berlusconi puso ayer sobre la mesa una reforma constitucional de las que cambian un país.

"¿Queremos encontrarnos en la situación de Grecia, que es ingobernable, o en la de Francia, donde un presidente recién elegido ha tomado las riendas de la situación en mano incluso a nivel internacional?", se preguntó. También presentó a la oposición su oferta: los conservadores aceptarían, por primera vez, la reforma de la ley electoral que solicitan la mayoría de los ciudadanos y de los partidos, pero a cambio quieren la reforma hacia una república presidencialista.

AMBIGÜEDAD CALCULADA El exprimer ministro italiano explicó que esta propuesta se llevará al Senado a través de una enmienda a la reforma institucional que el pleno empezará a debatir la próxima semana. A la pregunta de si se presentaría a unas elecciones presidenciales directas para ser jefe del Estado, el interesado respondió ambiguamente. "No es una ambición personal mía, aunque hay responsabilidades que no se pueden ignorar", dijo el exdirigente, quien dimitió el pasado noviembre en medio de la falta de confianza en los mercados sobre la situación financiera de Italia.

Todos los partidos rechazaron la propuesta. El líder progresista, Pier Luigi Bersani, comentó que la hipótesis "no es un tabú" pero añadió que no cree que "en pocos meses se pueda afrontar una tema como este". El mandato del actual presidente, Giorgo Napolitano, vence en el 2013. "Demasiado tarde, ahora es propaganda pura", le respondieron a Berlusconi los exaliados conservadores de Gianfranco Fini, de FLI. "Es un embrollo", añadió el progresista Antonio Di Pietro.