La cumbre para pactar el nuevo marco presupuestario de la Unión Europea (UE) para el periodo 2014-2020 ha concluido sin acuerdo antes las profundas divergencias entre los países ricos y pobres sobre los recortes del techo de gasto y el reparto de los sacrificios. Los países ricos reclamaban más recortes del gasto para reducir su contribución anual a la UE, mientras que España, Francia e Irlanda exigían más fondos agrarios y los países del Este más fondos regionales.

La nueva propuesta del presidente de la UE, Herman Van Rompuy, presentada al inicio de la madrugada, ha sido insuficiente para acercar las posturas. La nueva propuesta amortiguaba algo los recortes en fondos regionales y cohesión para atender las quejas de España, Francia, Italia, Portugal, Grecia y los países del Este.

La nueva propuesta, sin embargo, incrementaba el tajo en las partidas destinadas a potenciar el crecimiento (investigación y redes transeuropeas) y a la política exterior. Asimismo, la propuesta mantenía el recorte global del presupuesto.

AMORTIGUAR LOS RECORTES A ESPAÑA

Para España, la nueva propuesta garantizaba una ayuda regional especial de 2.800 millones, lo que amortiguaba los recortes, y representa perder algo menos en agricultura. Pero el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha considerado insuficiente la partida destinada a fondos agrarios.

Gran Bretaña, Holanda, Suecia, Finlandia, Dinamarca y Alemania han considerado insuficientes los recortes. Alemania además ha estimado que esta última propuesta le perjudicaba, ya que se recortaban las partidas donde más fondos podría obtener del presupuesto, como investigación, y que incrementaba aún más su contribución al presupuesto europeo.

MENOS EUROPA

La propuesta de Van Rompuy, con un techo de gasto global de 1,01 billones supone un recorte de 24.000 millones respecto al marco financiero actual (2007-2014) y convierte en papel mojado las declaraciones oficiales en favor de «más Europa». La propuesta es además inferior en 80.000 millones al proyecto que la Comisión Europea consideró como el mínimo indispensable para financiar adecuadamente las políticas europeas y contribuir al crecimiento y la creación de empleo.