Hace casi siete años que el Gobierno de Bosnia y Hercegovina solicitó formalmente -en febrero de 2016- su adhesión a la Unión Europea. El Ejecutivo comunitario no identificó hasta 2019 las catorce prioridades que el país debía cumplir antes de concederle el estatus de candidato. Tres años después de aquel hito Bruselas ha decidido dar el paso. “Otorgar el estatus de candidato es una oferta que hace Europa al pueblo de Bosnia y Hercegovina. Lo hacemos por la gente pero esto viene acompañado de grandes expectativas. Después de las elecciones generales del 2 de octubre esperamos que los legisladores y demás entidades del estado se centren en las reformas para la UE”, ha anunciado ante el Parlamento Europeo el comisario de ampliación, Olivier Varhely, que ve posible una decisión de los líderes europeos en diciembre.

Aunque las autoridades de Sarajevo obtengan el respaldo de los líderes europeos a finales de año, el país tendrá todavía que cumplir una larga lista de requisitos antes de iniciar formalmente las negociaciones de adhesión a la UE. Para llegar a ese punto, ha explicado Varhely, Bosnia y Hercegovina tendrá que adoptar “de forma urgente” reformas para garantizar la integridad del consejo superior de justicia, una legislación que garantice la independencia de las fiscalía, una ley sobre tribunales, otra sobre conflictos de interés y “decisiones decisivas” para luchar contra la corrupción y la delincuencia organizada. 

Bruselas también exige garantías en cuanto a la “coordinación real” en las fronteras y el buen funcionamiento de sistema de asilo, medidas para prevenir de la tortura, garantizar la libertad de expresión en los medios de comunicación y la protección de periodistas, con seguimiento judicial incluido, y el buen funcionamiento del mecanismo de coordinación en asuntos europeos. “La Comisión Europea está dispuesta a ser un socio fiable en este camino” pero “las 14 prioridades siguen siendo las mismas y no son negociables. Bosnia y Hercegovina debe cumplir todos estos criterios antes de abrir negociaciones de adhesión con nosotros”, ha recordado. 

Siete informes

La decisión forma parte del llamado paquete de la ampliación, un ejercicio anual en el que la Comisión Europea evalúa los progresos realizados por los países de los Balcanes occidentales y Turquía en su camino hacia la Unión Europea y que tras la agresión rusa cobra de nuevo relevancia. “La política de ampliación es una inversión geoestratégica en la paz, la estabilidad, la seguridad y el crecimiento socioeconómico de nuestro continente europeo. No hay alternativa, y es de nuestro interés común acelerar el proceso de integración, empezando por los Balcanes Occidentales, donde llevamos muchos años invirtiendo para acercarlos a la UE”, ha explicado Varhely que ha anunciado la presentación a finales de año de los informes sobre Ucrania, Georgia y Moldavia.

En el caso de Albania y Macedonia del Norte, los dos países abrieron una nueva fase en sus relaciones con la UE en julio pasado, tras la celebración de las primeras conferencias intergubernamentales sobre las negociaciones de adhesión. Bruselas considera que ambos países deben seguir intensificando sus esfuerzos en ámbitos clave del Estado de Derecho, la lucha contra la corrupción y la lucha contra la delincuencia organizada. En el caso de Albania, también tiene que abordar los derechos de propiedad, las cuestiones relativas a las minorías y la libertad de expresión.

La lista de tareas de Montenegro incluye el Estado de Derecho y cuestiones críticas de la libertad de expresión, la libertad de los medios de comunicación, la lucha contra la corrupción y la delincuencia organizada así como la credibilidad del poder judicial. “Esto requiere estabilidad política y un compromiso constructivo por parte de todas las partes interesadas, que conduzca al establecimiento de un gobierno estable y a un amplio consenso político en el Parlamento sobre las reformas clave”, asegura la Comisión. 

A Serbia, por su parte, Bruselas le recomienda “con carácter prioritario” el establecimiento de un gobierno que se comprometa firmemente con la dirección estratégica de la UE y las reformas. “Es necesario seguir trabajando y asumiendo un compromiso político para continuar y profundizar las reformas y subsanar las deficiencias, en particular en los ámbitos clave del poder judicial, la lucha contra la corrupción y la delincuencia organizada, la libertad de los medios de comunicación, la libertad de reunión y el tratamiento interno de los crímenes de guerra”, advierte la Comisión.

Aunque no hay referencias a los vínculos de Belgrado y Moscú, Bruselas también exige a las autoridades serbias que se alineen mejor con la política exterior y de seguridad de la UE (el país no aplica por ejemplo las sanciones europeas) porque ha disminuido considerablemente y combatir con firmeza todas las formas de desinformación. A Kosovo por su parte le pide que intensifique sus esfuerzos para reforzar la democracia, la administración pública, el Estado de Derecho y luchar contra la corrupción. La Comisión mantiene su evaluación de julio de 2018 de que Kosovo ha cumplido todos los criterios de referencia de la liberalización de visados y que la propuesta, que todavía está pendiente de decisión en el Consejo, debe tratarse con carácter de urgencia.

El papel de Turquía

El diagnóstico sobre Turquía sigue siendo mucho más duro. Bruselas reprocha a Ankara la tendencia negativa en materia de democracia, Estado de Derecho y derechos fundamentales. “Turquía debe invertir la tendencia negativa de forma prioritaria, abordando el debilitamiento de los controles y equilibrios efectivos en el sistema político”, sostiene Bruselas que sigue considerando el proceso de adhesión estancado. La Comisión también alerta de que la situación en el mediterráneo oriental “se ha vuelto más tensa” y urge a Ankara a respetar la soberanía y la integridad territorial de todos los Estados miembros de la UE, incluida Chipre y Grecia.

Bruselas también reprocha al Gobierno de Tayyip Erdogan su política continuada de no alinearse con las medidas restrictivas contra Rusia, una postura que considera “preocupante” debido a la libre circulación de productos, incluidos los de doble uso, dentro de la Unión Aduanera UE-Turquía. "Los retos actuales geopolíticos hacen que sea más relevante estrechar la colaboración con Turquía" porque "desempeñan un papel clave haciendo de intermediaria entre Rusia y Ucrania", ha admitido Varhely.