Guerra de Ucrania

Las estrellas del pop y el rock ruso abandonan a Putin y critican la guerra

En un mensaje difundido en su cuenta de Instagram, la cantante septuagenaria Alla Pugachova, conocida por todas las generaciones de ciudadanos rusos y de la exURSS, demandó públicamente hace un año al Ministerio de Justicia de su país ser incluida en la lista de agentes extranjeros, una categoría jurídica similar a la declaración de "enemigo del pueblo" durante la era soviética

Las estrellas del pop y el rock ruso abandonan a Putin y critican la guerra.

Las estrellas del pop y el rock ruso abandonan a Putin y critican la guerra.

Marc Marginedas

Fue un sonoro sopapo en el rostro del Kremlin, propinado por quien quizás sea la única persona de toda Rusia que puede permitirse semejante gesto de desafío sin temer por su integridad física. En un mensaje difundido en su cuenta de Instagram, la cantante septuagenaria Alla Pugachova, conocida por todas las generaciones de ciudadanos rusos y de la exURSS, una de las mujeres que más discos ha venido en todo el mundo, demandó públicamente hace un año al Ministerio de Justicia de su país ser incluida en la lista de agentes extranjeros, una categoría jurídica similar a la declaración de "enemigo del pueblo" durante la era soviética. Era un gesto de solidaridad con su esposo, el cómico Maksim Galkin, feroz crítico de Vladímir Putin y de la invasión de Ucrania, cuyo nombre acababa de ser introducido en esa célebre lista de indeseables, creada y ampliada sin descanso durante el mandato del actual líder del Kremlin con el objetivo de poner coto a las voces críticas.

El contenido del mensaje era de una dureza tan inusitada contra las actuales autoridades rusas y contra el ataque al vecino país, que los medios de comunicación rusos se limitaron a publicar algunos extractos el mismo, sin que ninguno se atreviera a reproducirlo en su totalidad. "Al Ministerio de Justicia de la Federación Rusa: pido incluírme en la lista de agentes extranjeros de mi amado país y me solidarizo con mi esposo ..... quien desea que florezca la patria, con una vida en paz, con libertad de prensa, y quien desea que cesen las muertes de nuestros chicos por objetivos fantasiosos". Tres semanas después, la cantante anunció que había dejado Rusia y se había instalado en Israel junto a su marido.

"Pugachova ha sobrevivido a todos los gobernantes (de la URSS y Rusia) desde los tiempos de Leonidas Brezhnev, Putin ha crecido con las canciones de Pugachova, si al presidente ruso se le considera el zar del país, ella es la zarina", constata para EL PERIÓDICO, del grupo Prensa Ibérica, a través de Zoom Olga Partan, profesora asociada de lengua y estudios rusos en el College of the Holy Cross de Worcester (Massachusets). La inmunidad de la que goza la célebre artista ante los devaneos de cualquier autoridad rusa de turno quedó perfectamente reflejada cuando regresó a Rusia para asistir al funeral de su diseñador preferido, Valentín Yudashkin. Allí se vio las caras, nada más y nada menos, que con Dmitri Peskov, el portavoz presidencial, el hombre que habla a diario en nombre del líder del Kremlin. Y no hubo posibilidad de desplantes o malos modos por parte del vocero del Kremlin. Ambos hablaron brevemente, e incluso Peskov besó la mano de la artista en señal de respeto.

Una oleada de abandonos

Pugachova no es la excepción que confirma la regla. Más bien todo lo contrario. Las más destacadas estrellas del pop, el rock y el rap, -un popular género musical en Rusia, de gran relevancia política y comparable en cierto modo a la canción protesta en la España de Franco- han hecho las maletas y han dejado atrás su país natal, en todos los casos dedicando durísimas palabras a las actuales autoridades por haber lanzado la invasión. Desde el exterior, están intentando abrirse camino organizando conciertos para los millones de rusos y exsoviéticos que han huido de la guerra, concentraciones musicales que acaban convitiéndose en eventos multitudinarios. También acceden a prestar su nombre y representar su arte en actos filantrópicos destinados a recaudar dinero para los refugiados ucranianos.

"Es un golpe de la élite cultural al régimen", que incluso le "resta legitimidad", extendiéndose a otros sectores de la Cultura "como los actores o escritores", valora Partan. Esta profesora espera que la fiebre de conciertos de cantantes opositores para la diáspora no decaiga y se mantenga, convirtiéndose estos artistas autoexiliados en "la vanguardia de la libertad" para Rusia. Aunque más previsible, debido a su carácter inconformista y sus posicionamientos políticos previos, la marcha de la cantante de rock Zemfira Ramazanova también ha dejado un vacío imposible de llenar en la Federación Rusa. Nada más arrrancar la invasión, la artista se instaló en París con quien se presume es su pareja, la actriz, guionista y directora Renata Litvinova. Y desde el país galo, compone y publica temas que constituyen potentes alegatos contra la guerra, como Ne strelyayte (no dispares).

"¡No dispares! solo soy un tímido susurro, solo un suspiro silencioso antes de una parada", arranca la letra de la canción, antes de demandar a los ciudadanos rusos que salgan a la calle a protestar contra la invasión: "¡no te quedes callado! en este suelo que se desmorona, moriré". Para las actuales autoridades rusas, semejantes posicionamientos equivalen hoy en día a traición, y en febrero de este año, el nombre de Zemfira pasó a engrosar la lista de agentes extranjeros. La artista "apoya abiertamente a Ucrania y celebra conciertos en países no amistosos", acusó entonces el Ministerio de Justicia.

El pacifismo intimista de Zemfira se transforma en un provocador exabrupto en contra de la invasión en manos de Little Big, uno de los grupos de pop musicales rusos más populares, originario de San Petersburgo. Una vez iniciada la guerra, los representantes de Rusia en el festival de Eurovision de 2020 -evento que nunca llegó a celebrarse debido a la pandemia- defensores de un estilo punk-rave, como ellos se definen a sí mismos, se instalaron en Los Ángeles y difundieron un nuevo tema titulado Generation Cancellation, con un vídeo promocional repleto de turbadoras instantáneas como la de un presentador en un programa de noticias defecando y enviando sus heces a los cerebros de los telespectadores a través de tuberías, todo un alegato contra la propaganda televisiva en los canales federales que ha permitido justificar la invasión ante la ciudadanía rusa. "Teníamos que publicar el tema ahora, porque no podemos quedarnos en silencio, porque estamos sintiendo dolor y teníamos que sacarlo; queríamos que todo el mundo supiera cómo nos sentimos", declaró Iliá Prusikin, líder del grupo, a la revista 'Office Magazine'.

Antes de la guerra, el genero del rap llevaba ya años desafiando al establishment ruso, hasta el punto de que las autoridades culturales rusas debían dedicar tiempo e ingentes esfuerzos para cooptarlo, con estrategias como la compra de algunos cantantes o la seducción de otros mediante ofertas de contratos. Los conciertos de este género musical en Rusia a menudo se convertían en multitudinarios actos de protesta contra el Kremlin.

Por esta razón, no es de extrañar que el rapero Oxxxymiron, el más afamado artista ruso del género, haya adoptado una postura tan crítica con la invasión. Clasificado también como "agente extranjero", multado con sumas de dinero ridículas para sus ingresos, por letras musicales que auguran la derrota rusa en Ucrania, es autor de reflexivos alegatos en contra de la guerra. "La gente que está a favor de la guerra en realidad esta en contra; creen que es una operación especial en la que se ataca objetivos militares; en realidad, esta operación de paz no existe, es una guerra, pero es la ilusión en la que viven nuestros padres", escribió en X (antes Twitter) al poco de iniciarse la guerra, haciéndose eco de la diferente percepción que genera el conflicto entre las generaciones de ciudadanos rusos.

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