Cientos de castellonenses contarán entre sus propósitos para el nuevo año 2006 abandonar de una vez por todas el tabaco aprovechando la entrada en vigor de la nueva ley. De momento, las farmacias consultadas ayer por este periódico certificaban un "aumento creciente" del interés de los fumadores por los tratamientos antitabaco, aunque aseguran que la mayoría de ellos confiesa que comenzará "a partir del 2 de enero".

"Los laboratorios nos habían avisado de que se demandarían mucho más los productos para dejar el tabaco y la verdad es que se comienza a notar algo, pero de momento no es exagerado", explicaban desde la farmacia de Baltanás Rubio, en la ronda Mijares, donde sus clientes se muestran preocupados por cómo acontecerán los hechos a partir del lunes, cuando deban regresar al trabajo.

En cambio, en la farmacia de Asunción Vicente, en la avenida Valencia, sí que han comenzado ya a registrar un aumento de la venta de fármacos antitabaco: "La gente está comprando más, sobre todo, chicles y parches", comentan, mientras apuntan que son clientes que "quieren dejar de fumar y van a aprovechar la aparición de la nueva ley para poder conseguirlo".

MÁS HOMBRES Indican que la mayoría de estos primeros castellonenses que ya tienen entre sus propósitos abandonar el tabaco son "hombres de mediana edad, de unos 45 años y fumadores de toda la vida". También, en su mayor parte, están convencidos de que conseguirán dejarlo "por libre", con la ayuda de su voluntad y de la prohibición de volverse a encender un cigarrillo en el trabajo o en el bar.

En otras boticas consultadas, como la farmacia de Amparo Gras, en la avenida Doctor Clará, todavía no han registrado un incremento importante en el número de ventas, pero sí en el de consultas: "Todos preguntan, pero quieren esperar a que pasen las fiestas navideñas", dicen. Por su parte, en la farmacia Beltrán, en la calle Gobernador, "en los últimos días han preguntado por estos tratamientos algo más de lo normal".

¿ENGORDA? Y entre las dudas y preguntas de la gente, además de la efectividad de los fármacos, que depende en gran medida de la voluntad del paciente, la creencia de que su peso puede aumentar. Según los expertos, la falta de nicotina en la sangre puede hacer engordar, ya que para asimilar la nicotina de 20 cigarrillos diarios el cuerpo invierte una energía media de unas 200 calorías. Si a esto se añade que la ausencia de ese tóxico en la sangre puede enlentecer el metabolismo, la consecuencia es que se gana peso.