Siguiendo el ejemplo de otras muchas zonas en España, los agricultores de la provincia están empezando a considerar el aguacate como una alternativa seria y viable para sus cultivos, en oposición a una clemenules que no siempre garantiza rentabilidades económicas para el productor. De momento, las primera tentativas para ver si la fruta cala en Castellón han sido satisfactorias.

«El aguacate tiene recorrido. El clima de la provincia es ideal y además se paga a precios altos», explica el secretario general de la Unió de Llauradors, Carles Peris, quien insta a buscar otras opciones para intentar escapar del «monocultivo» citrícola.

En el sector hay interés en estudiar la viabilidad del producto. De momento, ya hay bastantes parcelas en las que han plantado aguacate, sobre todo en zonas cálidas, ya que las bajas temperaturas son enemigas de este fruto. Así, por ejemplo, hay cultivos en Vilavella, la Vall d’Uixó y cerca del Hospital de la Magdalena, estos últimos los más antiguos.

VARIOS AÑOS // No obstante, las conclusiones no serán inmediatas. «Las primeras experiencias no han sido malas, pero habrá que esperar varios años para ver si tiene futuro. Deben pasar entre cuatro y cinco para conseguir una producción razonable y luego otros dos o tres para estudiar si es rentable», indica Perís. Hay que tener en cuenta, además, que la primera inversión económica a afrontar es elevada.

Que entre los agricultores hay interés lo demuestra la jornada que se celebró el miércoles en Burriana en el Centre Social Caixa Rural de Burriana, organizada por la Cooperativa Sant Josep, en la que se dieron a conocer todas las claves que rodean a este cultivo y se discutió si es una alternativa viable a la naranja.

Entre los que se han lanzado a la aventura hay desde agricultores de naranja que reservan una hectárea al aguacate a grandes empresas de servicios agrícolas. Porque otro cultivo de moda en España, como la granada, ha resultado ser un fracaso en Castellón en las pocas experiencias que se han puesto en marcha.

Como en su momento el caqui, que también se ha descartado como un producto de futuro en la provincia y del que apenas hay ya presencia, detalla el representante de la Unió de Llauradors.