Con la temporada de verano a la vuelta de la esquina, la llegada de turistas a la provincia está próxima, y muchos de ellos optarán por una modalidad de alojamiento que se ha consolidado en Castellón: el piso o apartamento turístico. Serán 13.282 --con datos de Turisme Comunitat Valenciana (ver el gráfico de la página 3)-- las viviendas destinadas a este uso, y su distribución en la provincia marca que la mayoría están distribuidos a lo largo de los municipios costeros.

La localidad líder en número de pisos turísticos es Orpesa, con 3.935, como resultado de una tendencia que le llevó el año pasado a acumular casi la mitad de nuevas altas que se registraban en toda la provincia. Peñíscola tiene solo medio millar de alojamientos menos. Unas cifras que parecen dar la razón a un estudio reciente de Niumba, el portal de alquileres vacacionales de TripAdvisor, que situó ambas localidades entre las cinco preferidas por los turistas para alquilar un apartamento en España.

Un dato llamativo es el de Benicàssim, que actualmente solo cuenta con 715 pisos turísticos, lo que lo reafirma como un destino más dependiente de la segunda vivienda que del turista.

poco en el interior // Si el boom de los apartamentos turísticos parece bastante consolidado en la costa, no se puede decir lo mismo del interior, pese a que Castellón puede acreditar una cifra respetable de turistas en el contexto nacional. Así, Morella únicamente tiene registrados 69 apartamentos y Vilafamés 17. Es sorprendente el dato de Benassal, ya que pese a no ser un municipio eminentemente turístico, cuenta hasta con 157 inmuebles destinados a este uso.

Estas cifras son resultado de las campañas e inspecciones --que conllevan sanciones-- llevadas a cabo por Turisme Comunitat Valenciana para sacar de la clandestinidad a un buen número de viviendas y a sus propietarios. Esta era una de las principales reivindicaciones del sector turístico provincial, ya que denunciaban que se estaba produciendo una competencia desleal. Alexis de Pablo, presidente de la asociación hotelera Altur, destaca que «la regularización ha ido haciendo su efecto, también porque los ayuntamientos se han puesto más severos con el tema».

estabilización // Tras un 2017 y un 2018 en el que el fenómeno de los pisos turísticos supuso una auténtica transformación de todo el sector --llegan a arañar una de cada tres pernoctaciones a los hoteles de Castellón--, el tsunami de nuevas altas se ha calmado bastante. El motivo, como explican desde Turisme y desde el sector, es, por un lado, un cierto agotamiento en la demanda, que no se podía prolongar indefinidamente; y por otro, la nueva normativa autonómica, que impone condiciones más difíciles de cumplir para los propietarios de inmuebles para registrarlos.