La sanidad flojea en Castellón en uno de sus pilares básicos: los médicos. A los facultativos, sobre todo a los especialistas, les ocurre lo mismo que a los pacientes a los que atienden. Se hacen mayores y eso va a obligar a replantear aspectos básicos del sistema, como el acceso a la profesión. Pero por mucho que cambien las cosas en un futuro, a corto y medio plazo el panorama no pinta bien y en apenas cinco años en la provincia harán falta, como mínimo, 250 profesionales médicos.

Los números que maneja el Colegio Oficial de Médicos de Castellón (Comcas) lo dejan muy claro. De los 2.242 doctores que hay en activo en la provincia (la cifra total de colegiados asciende a 2.670, pero 428 están jubilados), 223 tienen entre 62 y 65 años, es decir, se retirarán en tres años. Pero es que, además, 600 ya han cumplido los 60 años (es decir, uno de cada cuatro), por lo que podrían jubilarse en un plazo máximo de cinco años. Y mientras eso sucede, el número de altas de nuevos colegiados es inferior, unas 70 cada año. ¿Y qué significa eso? Si en un lustro saldrán de la red 600 profesionales y solo entrarán 350, la consecuencia es que faltarán unos 250. Un déficit que, sin duda, agravará todavía más las largas listas de espera que ya soportan los pacientes.

Casi la totalidad de los médicos de Castellón que se van a retirar en el próximo lustro pertenecen a la llamada generación del baby boom, un grupo de profesionales (la gran mayoría hombres) de entre 55 y 62 años, a los que sigue una generación de galenos mucho menos numerosa. «Desde 1963 y hasta principios de los setenta, hubo un auge de la medicina y las facultades se llenaron de estudiantes. Y eso explica por qué ahora hay tantos profesionales próximos a la jubilación», argumenta el doctor Ildefonso Alamillo, vocal de Médicos Jubilados del Colegio Oficial de Castellón.

El relevo generacional en la profesión preocupa, y no poco, a los facultativos de la provincia. «Es necesario que el plan de ordenación de recursos de la Conselleria de Sanidad tenga en cuenta el importante porcentaje de médicos próximos a la jubilación para, de acuerdo con las administraciones competentes, implementar medidas para favorecer la incorporación de profesionales jóvenes, una vez finalizada su formación», advierten desde el Colegio Oficial de Castellón.

DÉFICIT TAMBIÉN EN LA PRIVADA

La falta de médicos, que viene de antiguo, afecta a la sanidad pública, pero también a la medicina privada, que en la provincia cuenta con 86.138 asegurados, según datos de Unespa (la Asociación Empresarial del Seguro), una cifra que además no deja de crecer. De hecho, y según ha podido saber Mediterráneo, las compañías aseguradoras se las ven y se las desean para encontrar facultativos y muchas temen que, en menos de cinco años, «caiga el cuadro de especialistas» y, por lo tanto, aumente la demora. Y precisamente eso, la rapidez, es el principal gancho comercial con el que cuenta la medicina de pago.

El problema se centra, sobre todo, en las especialidades. De hecho, Castellón, Valencia y Alicante tienen, después de las provincias andaluzas, una de las ratios de médicos especialistas más bajas de todo el país: 243 por cada 100.000 habitantes, frente a los 468 que tiene Cataluña o los 342 de Aragón, según la última estadística del Ministerio de Sanidad. Y las áreas que acumulan mayores déficits son pediatría (solo la mitad de los médicos que en Castellón atienden a los niños tienen la especialidad), traumatología, anestesiología, ginecología, medicina familiar, cirugía, alergología, reumatología y geriatría, concluye un estudio del Sindicato Médico de la Comunitat Valenciana (CESM-CV). Otras fuentes apuntan a que también hay déficit de neurólogos, endocrinos, neurólogos y especialistas en medicina oncológica.

El reto que se presenta es mayúsculo y hoy por hoy la sanidad está en cuidados intensivos. «De cada tres médicos que se jubilan solo se sustituye a uno», explica Ildefonso Alamillo, que echa la culpa a la falta de planificación y también de recursos económicos. Y si no se sustituyen es porque no hay suficientes doctores. O mejor dicho, médicos especialistas.

LA SOLUCIÓN, MÁS PLAZAS MIR

Pero, ¿cómo se explica que en Castellón falten facultativos si cada año salen unos 150 licenciados, tanto de la Universitat Jaume I como de la Cardenal Herrera-CEU? El problema es complejo y una de las claves está en que entre a universidad y la práctica clínica hay otro paso, el de la formación como especialista (el MIR, médico interno residente). Y el acceso a esta fase depende de las plazas (las unidades docentes) que haya en los hospitales y centros de salud. En Castellón cada año competan la formación una media de 70 nuevos especialistas, aunque solo un pequeño porcentaje de ellos se queda luego en la provincia.

Hay pocas plazas (y eso que el Ministerio de Sanidad las aumenta año tras año), pero el auténtico problema no es solo el número, sino su reparto entre especialidades. «La oferta no se adapta a las necesidades del sistema sanitario ni en número ni en especialidades», destacaba rcientemente Rosa Atiénzar, secretaria general de la Federación de Sanidad y Sectores Sociosanitarios de CCOO-PV.

El problema de la falta de especialistas no es exclusivo de Castellón. El Sindicato Médico calcula que, en estos momentos, el número de plazas MIR es la mitad de las que se necesitarían «para que en los próximos diez años no haya un déficit en España de entre 50.000 y 60.000 doctores», tanto generalistas como especialistas. «Lo ideal sería que salieran entre 12.000 a 14.000 plazas MIR anuales, de las que 2.000 deberían estar en la Comunitat» estiman desde el sindicato. Este 2020 para toda la región las plazas ofertadas han sido tan solo 935.