Existen estudiantes que conocerán al milímetro la biblioteca de la UJI por las horas que han pasado estudiando en ella. Otros, en cambio, sabrán de memoria el horario de la cantina... También los hay que exprimen al máximo las instalaciones deportivas y todos están obligados al menos a saber cuáles son sus aulas. Sin embargo, pocos habrán visto de primera mano el universo paralelo que convive con la Universitat Jaume I en su rico subsuelo.

En total se han construido más de cuatro kilómetros de galerías con más historia incluso que los propios edificios. Las dos personas que mejor conocen estas catacumbas son el arquitecto Pepe Pitarch y el ingeniero José Roger, que descubren sus secretos tres décadas después de que ellos mismos las diseñaran y las hayan mantenido todo este tiempo como director de la oficina técnica de obras, y responsable de mantenimiento, respectivamente. «Fuimos a Barcelona en 1992 para estudiar una galería similar que crearon en los Juegos y aplicamos el modelo para Castelló», recuerdan.

El imprescindible servicio del túnel

Los sótanos de la Universidad Complutense de Madrid sirvieron, entre otras cosas, para rodar Tesis, ópera prima de Alejandro Amenábar. Ningún director se ha lanzado todavía a grabar en los sótanos de la UJI, pero su funcionalidad está al margen de toda duda. «Menos el gas y los conductos pluvilales, por aquí abajo pasa todo lo demás. Desde la luz hasta el agua potable, pasando por la fibra óptica, televisión por cable, detección de incendios e intrusión, riego, fecales...», desvela José Roger (a la izquierda en la imagen superior). Todo, con un mantenimiento mínimo y sin necesidad de obras. «Si cada vez que hemos cambiado cables hubiéramos tenido que hacer obras, habríamos levantado las aceras ya tres o cuatro veces. Así lo hacemos en solo una semana y a coste cero», añade Pepe Pitarch (a la derecha en la imagen superior).

En la imagen superior vemos un plano de la UJI, con las galerías subrayadas.

Los dos técnicos coinciden en señalar la uniformidad de criterio de los diferentes rectores que han pasado por la universidad y que han hecho posible esta mastodóntica obra: «Desde el principio con Michavila y Pedro García Moreno, hasta la actualidad, todos han primado el criterio de los técnicos pese a que quedaba mejor para la foto inaugurar edificios que galerías. Si no esto sería imposible».

Otra de las funciones que puede tener esta galería —no hace falta comprobarla—, es la de refugio antiaéreo. «Sería ideal porque está hecha con hormigón armado y tiene suficiente ventilación», confiesan. Destacar que el sótano cuenta también con videovigilancia y sistema de alarma para garantizar su seguridad y evitar sabotajes o gamberradas, aunque salvo alguna rata o cucaracha nunca ha entrado ningún intruso indeseado.

En la imagen superior vemos el estado de la universidad en el comienzo de las obras, que arrancaron precisamente con la construcción de la galería subterránea.