Quienes en Castellón gustan de recoger, aderezar y degustar robellones suelen contar, a estas alturas del calendario, las semanas que restan para que las heladas nocturnas zanjen la temporada micológica hasta el otoño siguiente. Pero cuando el cielo arroja poca agua, los apreciados hongos no brotan. La excesiva agonía de un verano casi interminable, traducida en escasez de lluvias y temperaturas demasiado cálidas, ha retrasado la mejor época para esta tradición milenaria. Pero no todo está perdido. Al contrario. Las últimas precipitaciones, unidas a la previsión de lluvia para el próximo martes y miércoles, todavía pueden salvar la campaña. Y eso, sin duda, es una magnífica noticia para todos los forofos del robellón.

Los aficionados a la cacería micológica ya se cuentan por miles. En pocos años se ha desatado en la provincia una auténtica locura por el robellón, la variedad con mayúsculas y una de las más comunes en los bosques de Castellón. Gentes de todas las edades y profesiones, y de todos los rincones de la provincia aprovechan los fines de semana para salir al monte a recoger setas. Es la fiesta del robellón, de la que saben mucho en Vistabella, Morella, Vilafranca, Benafigos o Montanejos.... «El incremento del número de boletaires ha sido espectacular. Sin duda, han influido varios factores. El primero es que salir al monte, a disfrutar de la naturaleza, está cada vez más de moda. También han tenido que ver la divulgación que han realizado los medios de comunicación y los cursos que imparten las asociaciones», resume José Antonio Galiana, vicepresidente de la Asociación Micológica de Castellón (Asmicas).

Galiana, una de las voces más autorizadas de la provincia, es de los que piensan que la temporada puede dar mucho de sí. «Si llueve un poco y las temperaturas se mantienen suaves, noviembre puede ser espectacular. De hecho, en los últimos días las cosas han empezado a cambiar y hay aficionados que ya están recogiendo robellones», explica.

Incentivo para la economía

Las setas mueven a un número cada vez más alto de aficionados y también suponen un terremoto para la economía de muchos municipios del interior. Todos ganan. Bares, restaurantes, estaciones de servicios, tiendas de comestibles. «Los fines de semana se nota muchísimo y entre semana también hay muchísima gente, y ya no solo de Castellón, sino de otras provincias cercanas», describe Mercedes Cortés, alcaldesa de Benafigos, que añade que estos días son constantes las llamadas al ayuntamiento para preguntar sobre el robellón.

Donde también saben que setas es igual a más visitantes es en el hotel Los Arcos, en Vilafranca. «La campaña de setas es nuestra temporada alta, aunque este año hay pocos hongos. Los aficionados se marchan a Mosqueruela y Cantavieja, aunque allí tampoco abundan mucho», explican desde el establecimiento hotelero.

La recogida de setas está regulada a un máximo de cuatro kilos por persona y día. «Lo normal, cuando se trata de un aficionado que va a coger robellones para consumo propio, son unos dos kilos», suscribe Galiana. Eso sí, hay que saber muy bien el hongo que se coge. «Que nadie consuma una seta que no conozca al 150%», aconseja el vicepresidente de Asmicas. En caso de duda, todos los lunes de 19.00 a 21.00 horas, y en el edificio de la Marina del Grao, los expertos de Asmicas identifican los hongos.