Turisme Comunitat Valenciana ha presentado una enmienda a la ley del ruido autonómica para que los grandes festivales de música tengan la consideración legal de orquestas de pueblo. Esto, que a primera vista suena difícil de entender, puede suponer en la práctica el blindaje para este tipo de eventos respecto a limitaciones acústicas, que ya han producido problemas en el pasado, como en la edición del Arenal Sound de Burriana de hace tres años.

La ley exime actualmente del cumplimiento de los niveles máximos de perturbación acústica a «determinados actos de carácter oficial, cultural, festivo, religioso y otros análogos», entre los que se incluyen los conciertos que se programan en las fiestas de los municipios. Desde el departamento que dirige Francesc Colomer se propone que el texto contemple también como exentos a los festivales que se celebran en la Comunitat, con el único requisito de que «tengan autorizado el uso de marca turística» -Mediterranew Fest—y que además «adopten las tecnologías disponibles con objeto de reducir los niveles de ruido transmitido a los receptores más cercanos».

Pero antes debe superar el debate sobre las enmiendas al respecto de esta ley. De momento, Turisme ya ha remitido la propuesta a los grupos y la previsión es que se pueda aplicar esta excepcionalidad ya en el 2020, a ser posible antes del verano, cuando se celebran los festivales más importantes de la provincia.

seguridad // Colomer explica que la modificación del texto propuesta desde Turisme busca «aportar protección y seguridad jurídica a los festivales», ya que la ley del ruido, «que es una conquista social, debe ser armonizable con estos eventos y contemplar las excepcionalidades que ya tienen otros supuestos».

«De esta manera los consagramos como un producto turístico de primer orden. Sabemos cómo se regula un Bien de Interés Cultural (BIC), unas Fiestas de Interés Turístico, pero ¿y los festivales? Hay que corregir la falta de normativa al respecto», señala. No obstante, avisa de que la marca Mediterranew Fest «va a actuar como un filtro para que se beneficien solo los eventos de calidad y no haya una inflación».

El festival de la provincia más afectado por problemas derivados de la contaminación acústica fue el Arenal Sound. Una disputa con los vecinos de la playa de Burriana hizo incluso que peligrara la edición del 2016.