La calle Lepanto de Almenara lleva unos años sufriendo olores provenientes de una estación de bombeo que recoge las aguas residuales del polígono industrial Trascastell. Una problemática denunciada por los vecinos y abordada por el Ayuntamiento, que en la actualidad sigue buscando una salida a este inconveniente.

La alcaldesa, Estíbaliz Pérez, explicó ayer a Mediterráneo que «en ningún momento se ha tratado de esconder el tema, porque el conflicto es evidente». «Lo que sí que hemos hecho es tratar de solucionarlo», dijo. Para lograrlo, han llevado a cabo «tres tratamientos que, por desgracia, no han sido efectivos. Por este motivo la estación de bombeo lleva tiempo parada», añadió. Desde que se detectó la afección, el aparato solo se ha puesto en marcha las tres veces que ha sido necesario para vaciarlo y aplicar tratamientos mibrobióticos. Cada tres o cuatro días la empresa encargada del mantenimiento del alcantarillado la vacía con una cuba «para evitar olores».

El problema tiene su origen en la planificación del polígono industrial Trascastell, que contaba con un colector que conectaba con la depuradora den la playa, «pero Carreteras no dio permiso para atravesar un vial y se tuvo que construir la estación de bombeo».