La tradicional procesión del Cristo del Mar, uno de los actos de fe más multitudinarios y con más arraigo popular que se celebran en Benicarló, hizo cierto anoche uno de los versículos del Evangelio según San Mateo, aquel que reza: “lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre”. Y es que las autoridades civiles y eclesiásticas de la localidad aparcaron sus diferencias surgidas en torno a la titularidad del campanario y tomaron parte en el devoto pasacalle. Nada anormal, por otro lado, ya que tanto la alcaldesa, Xaro Miralles, como buena parte de la corporación, suelen asistir a los actos religiosos y el dedicado al Cristo del Mar, que goza de gran veneración en el municipio, no iba a ser una excepción.

Al caer la tarde, la actividad fallera y el trasiego de la plantà cedió por unas horas protagonismo al Jesús marinero. Además, se cambió parte de su recorrido para evitar las fallas. H