Los dos alumnos que quedaban en el aulario de El Toro, tras marcharse tres menores de una misma familia al quedarse sin trabajo el padre, continuarán en el colegio, después de que la maestra hablara con las familias afectadas para comunicarles que el centro se mantendría con las puertas abiertas mientras hubiera algún niño. Cuando los padres habían iniciado las gestiones para que los pequeños acudieran a clase en Viver, al creer que era inviable que el centro siguiera operativo con solo dos escolares, la Conselleria de Educación les da la posibilidad de que se queden.

La abuela de uno de los pequeños, Gia Metti, se mostró muy satisfecha porque su nieto no tenga que desplazarse los 22 kilómetros que separan El Toro de Viver para incorporarse al colegio de la citada localidad, tal y como en un principio habían acordado los propios progenitores.

GARANTIZAN LA MATRÍCULA // Fuentes del departamento que encabeza Vicent Marzà explicaron ayer que, pese a marcharse tres de los cinco alumnos de este aulario (integrado dentro del colegio rural agrupado del que forman parte Bejís, Torás, Teresa, Barracas y El Toro), las instalaciones siguen habilitadas. Y garantizan que el próximo curso escolar, «si vuelve a haber matrícula, seguirá el aulario abierto», puntualizaron.

La situación, como explicó el jueves el concejal socialista y exalcalde del municipio, José Orduña, se produce por la marcha de una familia con tres hijos tras la conclusión del contrato laboral de seis meses del padre, que trabajaba para el Ayuntamiento. Al no tener posibilidades para mantener a la familia en El Toro, ha decidido regresar a la comarca del Camp de Morvedre, de donde procede, a buscar empleo.

La solución adoptada por al menos uno de los niños que continuará no parece sin embargo definitiva, ya que, según fuentes vecinales, una de las familias ha recibido una oferta laboral en Barracas y podrían trasladarse.