Para los organizadores de cualquier evento, sea cual sea su naturaleza, uno de los elementos esenciales de promoción es un soporte cuya desarrollo tuvo su época dorada en el siglo XIX, el cartel. Dos siglos después, con más o menos creatividad, desde una fiesta de barrio hasta una carrera, un concierto o una feria, cuentan entre los imprescindibles el encargo de una imagen que los identifique y les ayude a llegar tan lejos como sea posible. Y así, si pudieran recopilarse los carteles que se han hecho en una ciudad a lo largo del tiempo, darían forma a un valioso libro de historia.

Eso es un poco lo que ha hecho la Associació Arqueològica de la Vall d’Uixó, aunque con una perspectiva exclusivamente artística. Porque desde que Toulouse-Lautrec creara el primer cartel del Moulin Rouge parisino, allá por 1891, el cartelismo alcanzó la consideración de arte y, desde entonces, no han sido pocos los creadores que han mostrado una especialidad habilidad con este soporte. En la Vall cuentan con una buena representación de ellos, como podrá comprobarse cuando esta muestra (en cuanto lo permita la actual tesitura sanitaria) pueda abrir sus puertas en el Palau de Vivel.

Hasta 74 carteles integran una retrospectiva que ha retrocedido 50 años en la historia local. Medio siglo que resume, según los comisarios de la exposición, Miguel Montesinos y Francisco Royo, la evolución del cartelismo desde 1970 «cuando todo se hacía de manera manual», hasta el 2020, donde la tecnología y los medios digitales permiten conformar trabajos de gran calidad estética.

Prestigio artístico local

Este proyecto permitirá acercarse a una realidad a veces desconocida: el proceso artístico que hay detrás de algunos carteles. Además pondrá nombre y apellidos a creadores que en algunos casos han conseguido reconocimientos «locales, provinciales, autonómicos y nacionales con sus carteles», asegura Royo, lo que «nos ha dado un cierto prestigio fuera de la Vall». Todos, los más conocidos y los menos, contribuyen a su manera a embellecer el día a día.