La carrera de diputado provincial de Manel Martínez (PSPV-PSOE) ha sido muy corta. Pocas semanas después de su toma de posesión se ha visto obligado a dimitir al hacerse pública la coacción que realizó a la concejala del PP en su municipio, la Vilavella, Inma Traver, para que apoyara su investidura como alcalde. Una conversación en la que Martínez le insinuó que de esa forma protegería su trabajo en la Diputación.

SILENCIO / Los afectados por esta circunstancia optaron ayer por el silencio absoluto. Ni el protagonista ni la edila popular quisieron hacer declaraciones. Se limitaron a remitir a los comunicados y valoraciones que hicieron públicos desde sus respectivas formaciones políticas.

Sobre el contenido de las presiones reveladas, el PSPV provincial apunta que «algunas de las cosas que allí se recogen no son aceptables» y añaden que «Manel Martínez reconoce totalmente su error», de ahí su dimisión para «no dañar de ningún modo a la institución», respetando así la línea marcada por el nuevo gobierno que lidera José Martí de «cambiar el modo en que la ciudadanía ve a la Diputación».

El presidente del PP, Miguel Barrachina, no se conforma con la puesta a disposición de su cargo provincial. «Si por sus amenazas no es digno de ser diputado, ¿acaso lo es para ser alcalde de la Vilavella?», afirma. Pero dice más, cuestiona su legitimidad al frente del consistorio porque «accedió al cargo con coacciones y por la desaparición de un concejal». Y así, hace referencia directa al tránsfuga Abelardo Zaragoza, quien no acudió al pleno de investidura facilitando la elección del socialista (5 concejales) y frustrando el pacto entre el PP (4) e Independents per la Vilavella (2).

Al respecto, falta conocer la postura del Partido Socialista, que deberá estudiar la continuidad de Martínez en la alcaldía de la Vilavella, algo que a día de hoy está totalmente en el aire.