Los alcaldes de Vinaròs y Benicarló, Guillem Alsina y Xaro Miralles, han dado a conocer en los últimos días la intención de que sea la Diputación la encargada de asumir la titularidad por el tramo de la antigua carretera nacional 340. Ambos munícipes exponen que el mantenimiento de casi 20 kilómetros supondrá unos costes elevados para las arcas locales, en una vía de comunicación vital para la vertebración de la zona norte de la provincia.

El primer edil de Peñíscola, Andrés Martínez, manifiesta ahora el deseo de que las ciudades incluidas vayan «a una ante este asunto». «Desconozco al detalle las peticiones de Benicarló y Vinaròs, porque no me han comunicado nada al respecto, pero una parte del antiguo trazado pasa por nuestro término y nos interesa que las condiciones sean las mismas para todos», indica.

Martínez introduce otra variable sobre el futuro de esta infraestructura, «puesto que podría ser la Generalitat la que asuma la transformación de carretera nacional a vial urbano, del mismo modo que se han hecho actuaciones parecidas en otros puntos de Castellón, como en Vila-real o Almassora». Y también recuerda que, si bien el coste de mantenimiento es a cuenta de los ayuntamientos, la titularidad municipal «agiliza en gran medida las gestiones a la hora de autorizar permisos para acoger zonas industriales o cualquier actividad en las inmediaciones».

CESIÓN / De las tres ciudades afectadas por la entrada en funcionamiento de la variante de la N-340, Peñíscola fue la primera en obtener la cesión de la vía por parte del Ministerio de Fomento. El motivo fue la necesidad de que una empresa ubicada en las inmediaciones realizara unas obras de ampliación. Los permisos se lograron con la condición de que los nuevos carriles de acceso a la nueva superficie de la fábrica, y el reasfaltado del tramo de la carretera, fuera asumido por esta compañía. Una mejora que fue desarrollada en el mes de agosto. Vinaròs es el municipio con mayores dificultades para asumir el mantenimiento, ya que comprende 12 kilómetros.