La respuesta del Partido Popular de Castellón no ha sido inmediata, pero sí tan contundente como se esperaba tras la decisión de su candidato de la Vilavella, Abelardo Zaragoza, de no acudir al pleno de investidura, facilitando la elección del socialista Manel Martínez como alcalde. Le piden que devuelva el acta «por incumplir su compromiso con el partido», como dijo el coodinador general, Luis Martínez.

Desde el PPCS le recuerdan a Zaragoza que «firmó una carta en la que se compromete a poner su cargo a disposición del partido si su permanencia daña a la organización». A este respecto, el aludido asegura que «no niego que lo firmara, pero no fui consciente, en aquel momento firmé muchas cosas como me pidieron».

Ese documento fue rubricado, según defendió ayer Martínez, el día 4 de abril. En él, adquiría el compromiso de poner su cargo a disposición de la agrupación «cuando el Comité Nacional de Derechos y Garantías considere que su permanencia en el mismo daña a la propia organización o a la institución pública».

La interpretación del protagonista de esta singular situación es muy distinta, dado que el que se siente traicionado por la agrupación es él. Dice que la razón por la que quisieron relegarle fue por «los malos resultados electorales», pero insiste en que «no ha sido una hecatombe», en otros municipios como la Vall d’Uixó o Nules «han sido peores».