La Autoridad Portuaria de Castellón perfila los futuros usos del faro de Orpesa para frenar su actual deterioro, ponerlo en valor y que se convierta en un atractivo turístico para el municipio costero. Cerca de un año y medio después de que el presidente de PortCastelló, Francisco Toledo, se reuniera por primera vez con el alcalde Rafael Albert y la concejala Arantxa Martínez, para estudiar la puesta en valor de esta torre y su parcela colindante, con el objetivo de que pase a ser un activo para la localidad, el puerto está realizando un estudio para estrechar las posibilidades reales de explotación del enclave. «Es el único de la provincia que se puede aprovechar», recordó Toledo, quien estudia actualmente su viabilidad.

Y para ello, cuenta con la colaboración de un catedrático universitario especializado en la rehabilitación de faros en toda España, con el propósito de analizar las características del inmueble de Orpesa y determinar un uso que se ajuste a las mismas. Y fruto del análisis ya han descartado el hotelero. «Para un hotel no existe suficiente espacio y tampoco reúne las condiciones necesarias para utilizarlo como albergue», tal y como explica a este rotativo Toledo. La finalidad es que sea un importante foco de atracción turística complementado la cercana Torre del Rey. En este sentido, evalúan la conveniencia de dotar al edificio de actividades culturales, especialmente musicales, pero siempre de baja intensidad por sus dimensiones.

estructura // Y es que su singular estructura de doble D complica el aprovechamiento. No obstante, el objetivo es mantener al máximo la fidelidad a los planos iniciales, respetando la fachada y su tabiquería interior. El faro fue construido junto a la Torre del Rey cuatro siglos después y lo activaron por primera vez en 1857. Se convirtió en pieza clave para el tráfico marítimo en la zona y está catalogado por el Ministerio de Cultura como un valor del patrimonio industrial. Precisamente por este título y su tipología, considerada única en España, la Autoridad Portuaria quiere promover su declaración como bien de interés cultural (BIC).

Respecto a su entorno, Toledo concreta que está pendiente de firmar un convenio con el nuevo equipo de gobierno, para que la cesión temporal llevada a cabo el verano pasado sea definitiva, «pero sujeta a realizar la rehabilitación de todo su alrededor» por parte del futuro ejecutivo local. De hecho, el permiso actual consiste en una concesión pública de acceso libre a los ciudadanos, pero carece de autorización para una actividad comercial, aunque la intención del consistorio es que esta zona pueda albergar conciertos e, incluso, un quiosco en un futuro próximo.

MIRADOR // La firma de este acuerdo sirvió para dar valor a una ubicación privilegiada que ha estado cerrada muchos años, degradándose. De este modo, tras la cesión temporal, el Ayuntamiento realizó la limpieza del emplazamiento y, de momento, el sitio únicamente sirve como mirador.