Con la mirada puesta en la necesidad de intervenir para dar una salida a la situación del santuario de Sant Joan de Penyagolosa, la Diputación de Castellón facilita un encuentro a tres partes con la Conselleria de Cultura y el obispado de Segorbe-Castellón, que se celebrará, según lo previsto, el próximo viernes.

Sobre la mesa, la reactivación de este enclave desde un punto de vista «turístico y cultural», según concretan desde la institución que lidera José Martí, quien ha puesto un «especial interés» en este proyecto, que tendría su constatación tanto en este encuentro como en el que mantuvo en diciembre pasado «con los alcaldes de los municipios vinculados al proyecto Camins de Penyagolosa», enfatizan. En la anterior reunión, Martí informó a los munícipes sobre «los escasos avances dados por el anterior gobierno provincial» en este asunto. Un bloqueo que pretende compensar «a corto plazo», subrayan.

SALIDAS CONSENSUADAS / Para llegar a buen puerto, el presidente de la Diputación defiende que es imprescindible tener en cuenta la visión y lo que puede aportar cada una de las partes implicadas, por lo que el objetivo, a día de hoy, pasaría por «definir un estudio de soluciones y un proyecto valorado que determine el coste económico para dar viabilidad a la recuperación del edificio».

Sobre el hecho de que existe una «gran sensibilidad social» parece que no haya discusión. De ella se hizo eco el pleno de la Diputación el 17 de diciembre, en el que prosperó una declaración institucional que proponía pedir un análisis del estado actual del santuario y de las propuestas para garantizar su adecuada conservación «y revitalizar la zona».

DISCREPANCIAS / Las posturas están más alejadas a la hora de concretar qué se ha hecho hasta el 2019. La diputada de Cultura, Ruth Sanz, afirmó que el anterior gobierno dejó «un concurso de ideas con tres proyectos finalistas y un documento muy abierto donde se hablaba de estudiar cómo tramitar la gestión de la hospedería y restaurante, una vez se hagan las obras de conservación y puesta en valor», que correrían a cargo de la Diputación.

Sanz califica la propuesta de «muy atrevida», porque previamente no negociaron con el obispado «aspectos tan importantes como la cesión del uso o el tiempo de gestión», especifica. Para superar estos posibles escollos es por lo que desde el organismo provincial se trata la cuestión con todos los agentes implicados, de manera que las dos premisas principales es «escuchar a los pueblos de la zona y llegar a un buen acuerdo con la diócesis, que es la propietaria, para que tenga una buena reversión».