Vilafranca celebró ayer con intensidad la jornada central de sus fiestas de Sant Antoni. Los mayorales de este año, los jóvenes de la Colla Els Degollats, fueron los encargados de guardar la tradición ancestral en la localidad de Els Ports.

El día de la malea, como denominan los vilafranquinos a los actos de ayer, arrancó por la mañana en el bosque con la recolección de la vegetación que posteriormente vistió la barraca. Por la tarde, a las 15.00 horas, llegó el momento más icónico de los festejos: el alto a la malea, una representación en la que el guardabosques trata de prohibir a los mayorales y los colaboradores acceder al municipio con las caballerías cargadas. Guarda y arriero montados a caballo intercambiaron una divertida conversación en la que se incluyeron versos que hacían referencia a la vida social de la localidad. Finalmente, la autoridad tras comprobar los permisos históricos presentados permite el paso.

Entrada ya la tarde, a las 19.00 horas, la casa de la cultura centró la actividad con la representación del auto sacramental de la vida de patrón de los animales y el sainete Tot a perra. Y a continuación, llegó la tradicional y esperada quema de la barraca.

El consistorio publicó que los actos previstos para hoy quedaban suspendidos con motivo de las advertencias sobre condiciones meteorológicas adversas. Con todo, los mayorales informarán de la nueva fecha para poder completar la celebración.

Este es el tercer fin de semana de enero que Vilafranca acoge actos relacionados con el patrón de los animales. El primero incluyó los dos días de troncos con salidas a las partidas de arriba y de abajo, y la semana pasada recogieron las barras de la barraca.