Desde hace algunos días, un andamio de 33 metros de altura tapa la cara visible de un campanario que ha sufrido, considerablemente, el paso del tiempo, el de Villahermosa del Río. Tanto es así que resultaba muy necesaria una restauración, de manera que la parroquia y el Obispado de Segorbe-Castellón se han puesto ya manos a la obra.

La urgencia de esta intervención viene motivada por el severo proceso patológico que afecta a la torre. Si bien lo prioritario ha sido subsanar los problemas derivados del deterioro puntual de la piedra de las cornisas, una vez montado el andamiaje se han hallado las decoraciones originales, que en el siglo XVIII configuraron de manera ornamental el campanario.

«En la proximidad se ha podido observar que lo que hoy en día se ve como piedra, en su día fue concebido y trabajado con revestimiento, con acabados policromados propios de un monumento artístico muy rico y característico», señalan el arquitecto Ángel Albert y la restauradora Lucía Perete, quienes califican de «sorprendentes» las policromías allí aparecidas. Y concluyen: «Nos encontramos ante una oportunidad única para preservar y trasmitir a las generaciones próximas los valores patrimoniales que el paso de los años y las inclemencias del tiempo han estado a punto de borrar en un elemento tan significativo como este campanario».

AUTORIZACIÓN // Los trabajos, que supondrán una inversión de 103.000 euros, cuentan con la preceptiva autorización de la Dirección General de Cultura y Patrimonio de la Generalitat, quien ha estado informada en todo momento de los distintos hallazgos.

Los técnicos del Obispado --el arquitecto Ángel Albert y el historiador del arte, David Montolío--, junto al delegado de Patrimonio Diocesano, Pedro Saborit; están elaborando con la restauradora Lucía Perete un artículo especializado sobre estas pinturas.

Este templo, que data de la segunda mitad del siglo XVIII, es obra del arquitecto valenciano Vicente Gascó, uno de los más destacados de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos.