El presidente de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa (APCE), el valenciano Pedro Agramunt, anunció este viernes por carta su decisión de renunciar a este cargo "siguiendo el consejo" de su doctor y ante "la difícil gobernabilidad y crisis" de la Cámara.

El próximo lunes estaba prevista la votación de la destitución de Agramunt como presidente de la APCE, tras el viaje que hizo a Siria en marzo con diputados rusos, donde se entrevistó con el mandatario sirio, Bachar al Asad, y del que no informó a la Cámara.

En el escrito, al que ha tenido acceso Efe, Agramunt culpa de la situación por la que atraviesa la APCE a la aprobación de decisiones "de dudosa compatibilidad con el Estado de derecho".

"Para mí no es viable ejercer el rol asignado de presidente de la APCE bajo las reglas de procedimiento de la Asamblea y el Estatuto del Consejo de Europa", añade en el escrito dirigido a la Secretaría General de la Cámara.

Se refiere Agramunt a la reforma del Reglamento de la Cámara -donde se sientan diputados y senadores de 47 Estados europeos- que posibilita la destitución de su presidente.

"Siguiendo el consejo de mi doctor, presento aquí mi renuncia formal como presidente de la APCE", escribe Agramunt, de 65 años.

La citada votación de destitución se iba a celebrar en la apertura de la sesión de otoño de la Asamblea, gracias a una propuesta firmada por 158 parlamentarios de los 305 con derecho a voto.

Para que la destitución fuera aprobada era necesario el quórum de un tercio -es decir 102-, y que la apoyaran dos tercios de los votantes.

A partir de ahora y hasta la próxima sesión de enero, el presidente interino de la APCE será el conservador británico sir Roger Gale.

Si se respeta el pacto entre los grupos políticos de la Asamblea, en enero será elegido un presidente de las filas del Grupo Socialista Europeo. El designado por este grupo es el parlamentario italiano Michele Nicoletti.

En su carta, Agramunt informa de que mantendrá su escaño en la Cámara con sede en Estrasburgo (noreste de Francia), "representando el deseo del electorado español", así como "el honor de presidir la delegación española".

El objetivo, dice, es "recuperar la auténtica naturaleza de la Asamblea" como "plataforma genuina para la diplomacia parlamentaria europea, sin excluir a nadie".