En el 1955, la región más rica era el País Vasco, seguida de Madrid, Cataluña y Navarra. Sesenta y tres años más tarde, la capital de España ha desplazado al País Vasco de la primera posición. Según el estudio del director de Fedea, Ángel de la Fuente, en este periodo las regiones más pobres han mejorado su situación relativa y las más ricas generalmente han perdido terreno, de forma que las desigualdades se han reducido a la mitad.

El análisis, sin embargo, detecta una ralentización del proceso de convergencia a partir de la década de los años setenta y, para explicarlo, pone el foco en el creciente peso del factor del empleo como fuente de las disparidades en la renta per cápita entre comunidades. La proporción relativa de este indicador en el promedio nacional se ha incrementado del 13% al 62%.

Por el contrario, el peso del factor de la productividad en la definición de la riqueza ha retrocedido del 77% al 41% en el mismo periodo de tiempo. De hecho, la pérdida de productividad de las regiones más ricas se ha visto mitigada por una mejora de sus tasas de ocupación relativas, mientras que en el sur y en la Comunitat se produce el fenómeno contrario. El informe aprecia una reducción de la brecha en el componente de la productividad, más igualada. La distancia entre los extremos en esta variable se ha reducido en 67 puntos desde el 1955. En cambio, en el caso del componente de la ocupación, la distancia entre los extremos ha aumentado de 24 a 40 puntos.

La C. Valenciana se encuentra en términos negativos en todas las variables, mientras que hace 63 años se situaba en términos positivos en renta per cápita y ocupación en la comparativa con el promedio nacional.