En el 2002 vi la estupenda película Chicago, así como hará unos 17 años en el Teatro Principal una producción que incluía en el reparto a Mar Regueras y Àngels Gonyalons, sin duda dos notables figuras escénicas; es decir que en mi memoria quedaban dos recuerdos excelentes del musical de John Kander, cuando accedí el sábado tarde al teatro del Raval a contemplar una producción castellonense compendiada. Pues bien, la sorpresa fue mayúscula por la calidad y el nivel de la misma, que me atrevo a señalar como indudablemente exportable y ello con una solución elementalmente simple (por el escenario de tan reducidas dimensiones) con una excelente orquesta, un fondo con unas letras luminosas a lo gastby y cinco personajes.

El mérito hay que adjudicarlo a Santi López como director escénico y a Carlos Pascual como director musical tanto por la situación y el movimiento de los personajes como por el ágil aire de novela negra de la trama y el carácter jazzístico y sincopado de la música. Las dos protagonistas, Sofía Royo y Mary Porcar, sensuales, expresivas, comunicativas, siempre llenando el escenario. Excelentes bailarinas, con ritmo y cadencia con sus chispeantes vestidos, y cantantes. Sobresaliente para ambas aunque tal vez reservase la matrícula para Mary. Santi hizo poco uso de su excelente comicidad en aras de una acción tal vez en exceso pusilánime; Antonio Hernández, un excepcional galán de muy buena afinación, debe cuidar más el gesto en la danza y Noelia Agramunt, un gran carácter en la mami a la que habrá que exigirle en su número musical un pelín más de swing. En fin, que con buenos músicos y buenos actores no hace falta más para que un espectáculo funcione. H