El camino que ha señalado Pedro Sánchez a los presidentes autonómicos para contener el avance de los brotes con la declaración de estados de alarma «a la carta» ha tenido una buena acogida en el Palau. A diferencia de otros líderes territoriales críticos con la decisión, el jefe del Consell, Ximo Puig, la aplaude. A su juicio, el ofrecimiento refuerza la idea de la cogobernanza y representa un ejemplo de democratización y «profundización del Estado de las Autonomías» porque dota a las comunidades de más autogobierno.

El instrumento otorga a la Generalitat el espaldarazo jurídico que demandaba en caso de que las autoridades sanitarias recomienden decretar confinamientos selectivos o restringir la movilidad en determinados municipios o comarcas a raíz de la acumulación de casos o de su potencial expansivo.

La medida no entra por ahora en la agenda de los planes del Consell, aunque Puig se mostró ayer dispuesto a recurrir al estado de alarma individualizado «en función de la evolución de la pandemia», sin concretar más. Eso sí, advirtió de que el mecanismo se aplicaría después de negociar las condiciones con el Gobierno y no necesariamente conllevaría el mismo paquete de restricciones ligado al estado de alarma de rango nacional decretado en marzo. El president puso el foco en que la declaración podría ser parcial y comportar únicamente la restricción de la movilidad, ante la necesidad de «encapsular los brotes» en puntos calientes del territorio.

«La situación está controlada»

En el Palau sostienen que, en estos momentos, no se dan las circunstancias para limitar más libertades y atribuyen el pico de positivos de estos días al mayor número de pruebas practicadas y a la gran cantidad de asintomáticos detectados. Puig es consciente de que la situación sanitaria no es satisfactoria, pero mantiene que está bajo control. «Es peor de lo que nos gustaría, pero mejor que la media española», incidió ayer, esgrimiendo en todo caso que la tasa de incidencia estatal del virus dobla a la de la C. Valenciana. Con esa cifra en la mano, el jefe del Consell defendió que la respuesta a la pandemia no puede ser ni «homogeneizadora» ni «unívoca» por la diferente intensidad con la que azotan los brotes a las comunidades. Así, apelando a la corresponsabilidad, Puig lanzó un dardo a otros líderes autonómicos que no han hecho los deberes en el rastreo de casos o en el ámbito educativo y que ahora no quieren asumir sus competencias.