Por unanimidad. El Ayuntamiento de Castelló aprobó una modificación de las tasas reguladoras para incentivar negocios y restaurantes, con tres ordenanzas fiscales para la supresión de algunos tributos ante la crisis sanitaria del coronavirus, en una declaración institucional respaldad a por el pleno municipal que, una vez más, se celebró por vía telemática.

La propuesta contó con el respaldo de todos los grupos políticos con representación municipal, aunque la oposición lo hizo con «reparos». Bajo el marchamo de que «el virus no tiene color», como señaló el portavoz socialista Rafa Simó, el equipo municipalde gobierno sacó adelante su propuesta que, a efectos reales, supone modificar la ordenanza de ocupación de suelo y está dirigida a terrazas, espectáculos públicos y celebración de mercados extraordinarios, como normativas esenciales para frenar los efectos del coronavirus.

La portavoz del Grupo Popular, Begoña Carrasco, tras mostrar cierto escepticismo ante la medida adoptada, reconoció que «es por una situación extraordinaria, que contribuirá a minimzar los efectos de la pandemia». En el mismo sentido se pronunciaron los portavoces de Ciudadanos y Vox, Alejandro Marín Buck y Luciano Ferrer, quien añadió que, «ante todo, tenemos que aportar todos los recursos posibles para ayudar a los sectores de la hostelería, comercio y trurismo».

UN PLAN DE BURGOS // Por otra parte, el equipo municipal de gobierno rechazó una propuesta de reactivación de la ciudad mediante un programa que ayude a los autónomos, comerciantes y empresarios, «ante la brutal paralización de la economía local», como justificó la necesidad de este plan el concejal del Partido Popular (PP), Juan Carlos Redondo. Un proyecto inspirado «en uno similar de la ciudad de Burgos, gobernado precisamente por el PSOE, con una población parecida a la capital de la Plana», explicó el edil popular.

A Redondo le contestó la concejala de Fiestas y Turismo, Pili Escuder, quien aseguró que el documento presentado por el PP, «no es más que un recorta y pega del plan del Ayuntamiento de Burgos». «Las dos ciudades pueden tener el mismo número de habitantes, pero, a diferencia de la capital burgalesa, Castelló tiene playa y un 30% menos de negocios de hosteleria», detalló. «Hay que hacer proyectos a las características de Castelló», dijo