El último partido del Castellón al mediodía en Castalia fue como el primero, hace justo una vuelta contra el Orihuela (al que visita el domingo), calcando hasta el resultado: 1-2. El árbitro mató al Castellón con una calamitosa actuación (aparte de su prepotencia, o no se sabe el reglamento o, lo que es peor, no quiso aplicarlo)... y el Torrevieja remató a un equipo que comenzó bien, pero que acabó desquiciado. La derrota aparta a los albinegros de la pelea por el liderato (ocho puntos con el Atlético Saguntino, a falta de idéntico número de jornadas), pendientes de nuevo de la quinta posición, aún lejana, después de que el Villarreal C (igualó en Bunyol) aprovechara a medias el traspié albinegro y la inesperada derrota del Crevillente el campo del Acero: están a cinco y seis puntos, respectivamente.

Buena puesta en escena del Castellón, que no hacía presagiar la debacle posterior. Con un Marenyà más participativo que nunca (lástima de que su partidazo quede sepultado por el mal resultado), Ebwelle por la derecha y Rida por la izquierda aprovechaban toda la amplitud de Castalia, aunque sin el debido acierto en el último pase o centro.

CARRASCO LA LÍA // El monólogo desafinó a los 24 minutos. No fue Javi Selvas ni Rubén Suárez, sino otro exalbinegro. Carrasco, que iba a ser suplente hasta que su compañero Luis Carlos se lesionó (incluso saltó con el 16 a la espalda), se hizo con un metro en el área pequeña para cabecear el córner botado por el asturiano. Despiste imperdonable, porque el veterano futbolista (38 años), especialista en hacer daño al Castellón, no es una torre, ni mucho menos (1,73 metros). Para entonces, los cuatro primeros clasificados estaban perdiendo...

La furibunda reacción del Castellón se topó con un enemigo aún más peligroso que el Torrevieja. Morales Yuste, un árbitro valenciano ya bragado en la categoría, que ha estudiado y da clases en la UJI, a quien todavía se le recuerda un atraco a mano armada, hace cuatro temporadas en El Fornás, sacó a pasear su figura chulesca por la alfombra de Castalia. No pitó la primera infracción a favor de los locales hasta el minuto 28, masacró a los orelluts con faltas próximas a los dominios de Campos (lo cual, con Rubén Suárez, es sinónimo de peligro inminente) y, sobre todo, les escamoteó un penalti de Javi Selvas a Ebwelle. Monumental pitada al trencilla al final del primer tiempo, que bien pudo terminar con un 1-1 (testarazo desviado de Tariq)… o un 0-2, porque los salineros desperdiciaron un tres contra uno.

TODO SE PRECIPITA // La segunda parte es inenarrable, sobre todo a partir del 66’. Veinte minutos de empuje local, punteados por aproximaciones y remates (como el del camerunés que murió en Miguel Serna), dejaron paso a la acción del partido. De esas que dejan una huella imborrable.

Antonio cazó un balón muerto en el área, después del rechace del cancerbero visitante, pero el árbitro se cubrió de gloria al no conceder el empate y sí señalar el derribo del portero sobre Tariq. Después de más de cinco minutos de barullos, protestas y demás show, el recién incorporado Quique lo paraba (min. 71). Error de Morales Yuste (no hay mayor ventaja que un gol, por encima, incluso, de un penalti y expulsión), pero también del italo-español.

FRUSTRACIÓN // Algo le sucedió al Castellón. Ahí se le fue el partido. Tiró de voluntad, pero no hubo ni una pizca de suerte, como en la volea de Antonio y la chilena de Tariq que engrandecieron la actuación del inicialmente portero suplente del Torrevieja.

El 0-2 de Sánchez (min. 90), en otra concatenación de fallos producto de la frustración, convirtió en infructuoso el gol del murciano, en el largo descuento. No era el día, tan cierto como que el Castellón no se lo puede permitir. H