Es bien sabido que las promesas que realizan los entrenadores cuando llegan a un club nuevo hay que cogerlas con pinzas porque suelen tener tanta credibilidad como el historial de un coche usado. Y aun así parece pertinente recordar, ahora que está a punto de cumplirse el segundo mes de Quique Setién en el FC Barcelona, las palabras que el técnico cántabro dijo el 14 de enero. «El Barcelona tiene una cantera extraordinaria, aunque aún no la conozco con profundidad. Muchos futbolistas del filial irán viniendo a entrenarse y a participar. El talento, si se abre paso, es porque se lo merece, y eso los jugadores del primer equipo deberán tenerlo claro», declaró.

Pues bien, 55 días después de aquel discurso, los hechos se empeñan en apuntar que o bien la cantera no es tan extraordinaria y hay poco talento que se pueda abrir paso o tal vez Setién ha cambiado su manera de pensar. Porque la aportación de los jugadores del filial a un equipo cuya plantilla es ridículamente corta está resultando muy escasa. Y va a menos con el tiempo.

El caso más paradigmático es el de Riqui Puig. El día de la presentación del nuevo técnico, el Barça difundió en las redes sociales una fotografía de Setién conversando con el centrocampista de Matadepera en su primer entrenamiento. Era, se sugería, la imagen que representaba una nueva etapa. El relato quedó reforzado cuando en el debut del santanderino como entrenador azulgrana, frente al Granada, Riqui Puig entró en la lista de convocados, jugó 19 minutos y participó en la acción del gol de la victoria.

Pocos días después llegó la Copa contra el Ibiza y el canterano quedó señalado por una desatención defensiva. A partir de ahí, su presencia en el primer equipo disminuyó de manera alarmante. En los 10 últimos partidos del Barça, Riqui Puig solo ha ido convocado en cuatro ocasiones y ha jugado tres minutos (en la victoria frente al Levante). También ha ido a menos la participación de Ansu Fati. Titular indiscutible en los primeros encuentros del nuevo entrenador, el adolescente bisauguineano se ha quedado en el banquillo en los cuatro últimos (17 minutos de juego).