El 28 de noviembre del 2000, en Tokio, el Boca Juniors de Riquelme vencía al Real Madrid (2-1), en la Copa Intercontinental. Desde entonces, los blancos no han perdido ninguna final internacional: las últimas 13 han caído del lado merengue. Una racha que amenaza ahora el reforzado Atlético en la Supercopa de Europa (21.00 horas, Movistar), que espera aprovechar en Tallin (Estonia) la reconstrucción de los blancos, huérfanos de fichajes de relumbrón (más allá del guardameta Courtois), a pesar de la marcha de Cristiano Ronaldo a la Juventus.

El Atlético de Simeone afronta una temporada más con las bases bien plantadas y el bloque definido, pero con el añadido de unos fichajes que despiertan la envidia de cualquier gran club de Europa. En frente, el nuevo Madrid sin Zidane ni CR7, un proyecto con pocas novedades respecto a lo que ya había, más allá de Lopetegui. Una incógnita.

Bale y Benzema son los señalados para dar un paso adelante y asumir el liderazgo del equipo blanco, en el que Modric, corto de preparación y con ganas de irse al Inter, podría ser suplente en este derbi a orillas del Báltico. Isco y Asensio completarían las variantes ofensivas, resguardados por Casemiro y Kroos, con Keylor Navas todavía por delante de Courtois, ya que el portero belga se incorporó más tarde. Odriozola y Vallejo están lesionados.

Enfrente, la llegada de Lemar, Gelson, Arias, Kalinic y Rodrigo le dan soluciones a Simeone, aunque solo el examarillo parece que vaya a ser titular en la medular con Thomas, Saúl y Koke. Arriba, Diego Costa y Griezmann.