Tuvo tiempo el Barça para dar a Quique Setién el delantero que necesita, pero no actuó. Ni siquiera la tremenda alarma que supuso el paso por el quirófano de Luis Suárez activó en su día a los ejecutivos azulgranas. Se operó el uruguayo el pasado 12 de enero dejando así más de dos semanas para buscarle un sustituto. Entonces, el Barça podía fichar donde quisiera. Ahora, en cambio, solo puede mirar la Liga tras confirmarse la enésima, y grave, lesión muscular de Dembélé, que será operado hoy en Finlandia.

Sin nueve titular ni suplente, el Barça vive de Messi. Cuando el 10 no marca, regala goles. Ahora, mientras el club aguarda a que se confirme que Dembélé estará cinco meses de baja, requisito imprescindible para poder fichar, se maneja una lista de delanteros de andar por la Liga. Una reducida lista de candidatos que van de Lucas Pérez (Alavés) a Willian José (Real Sociedad) pasando, obviamente, por Ángel (Getafe) y Loren (Betis). «Obviamente, necesitamos un delantero. Y si puede ser versátil, mejor», llegó a decir Setién antes de viajar a Sevilla, donde se tuvo que inventar un sistema táctico nuevo (un 4-4-2 en rombo con Arturo Vidal por detrás de Messi y Griezmann) para paliar, entre otras cosas, el enorme vacío dejado por Suárez.

Tenía un problema el Barcelona a mediados de enero. Y a punto de cumplirse un mes continúa sin resolverse. Setién se ha quedado sin recursos, obligado a ir dosificando en cada partido a un delantero para no quemar a los tres que tiene. Griezmann fue suplente en San Mamés; Ansu Fati ni pisó el césped del Villamarín. Messi, en cambio, lo juega todo.

CRUCE DE GOLEADORES / El Barça no se movió, pero otros clubs con idéntico problema sí hallaron solución. El Espanyol necesitó seis meses para entender que debía gastarse el dinero que ingresó por Borja Iglesias (28 millones de euros). Llegó Raúl de Tomás, tras pagar 20 millones al Benfica. En Vigo, Òscar García disfruta ya del goleador que reclamaba. Smolov aparecía en el penúltimo día de la ventana de fichajes, el mismo en el que Alcácer regresaba a la Liga después de que el Villarreal pagara 25 kilos al Dortmund.