El growth hacking es una técnica de márketing con la cual, utilizando muy pocos recursos, pero eso sí, con ingenio y empleando bien los canales adecuados y acciones perfectamente diseñadas, se logra llegar a un gran número de gente con éxitos increíbles. Hace poco, documentándome sobre la comunicación digital, leía que una firma como Hawckers había llegada a facturar más de cien millones de euros, partiendo de un presupuesto inicial de 300 euros. Sus fundadores tenían claro cuál iba a ser su marca y partir de ella crearon el producto. El producto no es la marca, la marca es el producto, pregonaban.

Y pensé en el CD Castellón de hace dos años, cuando salió del club David Cruz. Con la marca CD Castellón, el equipo de Montesinos pasó de una cifra insignificante de abonados a 10.000, en Tercera División. Siempre digo de forma coloquial, que lo lograron con un iphone, un portátil y mucha originalidad y creatividad. Y con muy poco presupuesto para márketing. Una especie de Growth hacking en su máxima extensión. Pepe Mascarell y cia empezaron a mandar imputs que tocaron la fibra de la gente albinegra. Se apoyaron en dos influencers a coste cero como Ángel Dealbert y Pablo Hernández, les pusieron un traje de centurión y empezaron a bombardear con sentimiento albinegro.

La afición respondió rápidamente a los impulsos del ADN CD Castellón. El equipo estaba en Tercera, pero era el suyo, su camiseta albinegra, su himno, su gente... era su tierra, su corazón y su escudo. No hacía falta más porque la marca era el mejor producto.

Se generó ilusión, porque el club volvía a manos de gente de casa. Y se ascendió. El Castellón parecía tomar impulso. Solo había que continuar con la fuerza de la inercia positiva. Pero una cuestión es el corazón y otra el músculo económico que se necesitaba. Montesinos se vio solo, sin apoyos y tomó su decisión, posiblemente, más dolorosa. El club quedó en manos de un inversor afincado en Londres, pero que había desembolsado el dinero para la deuda con Hacienda.

El CD Castellón caminaba hacia un modelo Castellnou, porque se descatellonizaba, aunque mantenía todavía el cordón umbilical de Capital Albinegro. Pero como adelantaba hace dos semanas, se iniciaba la escisión en el núcleo de poder del CD Castellón. Adornaba la ruptura con la tantas veces mentada frase de quien paga, manda. Garrido se había gastado su dinero y quería hacer las cosas a su manera. Nunca le discutiré lo del desembolso económico, pero si su poco tino y tacto en hacer las cosas. Mientras, se escudaba en un muñeco de pimpampum llamado Juan Guerrero, a quien le caían todos los bastonazos, cuando realmente ni pincha ni corta, porque la plantilla la hizo, y la continuará haciendo, José Miguel Garrido.

La escisión que adelantaba comenzó con la salida de Dealbert y Pablo, mediante comunicado oficial, y continuará con la futura dimisión de Montesinos. El Castellón perderá un presidente y Garrido tendrá que buscar otro de paja, apostar por un profesional o deberá colocarse él.

El CD Castellón sigue vivo en su lucha por eludir el descenso. Como siempre a la espera de ese milagro final que le salve, como ha venido sucediendo en los últimos años, ya sea como institución, de la que salieron al rescate Capital Albinegro, o en el terreno de juego. Pero mi pesar es que se ha perdido el ADN albinegro, en una oportunidad única para que el club estuviera en manos de gente de la tierra. Me asusta, aunque haya anunciado que continuará invirtiendo en el Castellón, el modelo de club de Garrido. Es su dinero, pero lo ha despilfarrado, y aunque los jugadores perciban los sueldos pactados, un club de fútbol es mucho más. Posee la mayoría accionarial, pero el Castellón es de la afición. Y existen más compromisos económicos que cumplir y que se han dejado de lado, y eso también me preocupa, porque un club es algo más que jugar a secretario técnico y fichar. Es su masa social, sus peñas, los chicos de la cantera... en definitiva es su gente. Espero que Garrido entienda que es la emoción de escuchar el pam, pam orellut. Los millones son importantes, pero el sentido común lo es más. Y este año no ha ido muy bien a pesar del elevado presupuesto. No creo en el mecenazgo, porque es la dictadura del quien paga, manda y ello acaba haciendo daño a los clubs.

Y les animo a que sigan creyendo en la salvación. El domingo, a llenar Castalia. PPO.

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@josellizarraga