El Villarreal apenas ha hecho un paréntesis entre el cierre de la temporada oficial y la planificación del próximo ejercicio. Sin demasiadas alegrías en las que recrearse a excepción de la sufrida permanencia sellada tan solo una jornada antes del final de la Liga española, el club groguet ha decidido madrugar para enderezar un proyecto que se ha torcido en los últimos meses cuando se pensaba que los mimbres eran lo suficientemente sólidos como para que el Submarino se siguiera manejando en la parte alta de la Primera División.

A lo largo del próximas siete semanas —la pretemporada arrancará el 8 de julio— la evolución del mercado irá marcando objetivos y necesidades, pero ya desde el pitido final del encuentro de la última jornada, en Getafe, el Villarreal se marcó una lista de prioridades en las que ir trabajando con suficiente antelación. Por supuesto, la primera decisión relevante era la del encargado de manejar el apartado deportivo. La apuesta de Roig de recuperar a Javier Calleja prácticamente mes y medio después de su destitución tendrá continuidad. El club no ve necesidad de cambiar un cuerpo técnico que supo rectificar a tiempo cuando retomó el trabajo cinco puntos por debajo de la salvación, y menos cuando las opciones que ofrece el mercado de entrenadores no garantiza mejorar las prestaciones que Javier Calleja y sus colaboradores han demostrado en sus últimos cuatro meses de trabajo.

El segundo punto en el orden de prioridades también tiene a otro hombre profundamente arraigado en el club, como es Santi Cazorla. A pesar de que el pasado verano se pactó con el asturiano la opción de prorrogar otro año el contrato de forma unilateral, antes de confirmar el grato y sorprendente regreso a un primer plano competitivo —que incluso le ha valido a Santi Cazorla el regreso a la selección española cuatro años después de su última citación con la Roja—, el desfase entre las condiciones del actual compromiso y el alto rendimiento del futbolista obligan a renegociar las condiciones para adecuar el estatus de Cazorla al de un futbolista del primer escalafón económico en la plantilla.

Mucho más habrá que madurar los otros retos que el Villarreal ha situado en las primeras páginas de su agenda. Si en el caso de Javier Calleja y Santi Cazorla todo depende de un acuerdo entre dos partes, en el resto de movimientos que el club quiere solventar con urgencia ya entran otros factores externos.

LA CONTENCIÓN / Línea por línea, el Villarreal espera novedades. En algunos casos, los movimientos estarán basados en la necesidad de potenciar algunas parcelas que se considera que están cojas con la situación actual de la plantilla. Una de ellas es el perfil derecho de la defensa, una zona en la que la secretaría técnica se ha volcado especialmente con la intención de encontrar un futbolista que pueda dar rendimiento inmediato. Como en enero, el argentino Gabriel Mercado vuelve a sonar con fuerza, esta vez ya sin ligazón contractual con el Sevilla. La entidad amarilla también considera que necesita músculo en la zona central de la medular. La pasada campaña demostró que no basta con Cáseres, y la incertidumbre, cada vez más marcada, de un posible regreso de Bruno obliga a agilizar la búsqueda de un centrocampista capaz de abarcar mucho terreno.

Tampoco puede dormirse el Villarreal a la hora de tener previstas algunas alternativas para el ataque, consciente de que cuanta con delanteros apetecibles para equipos importantes tanto de la Liga como de otras competiciones de empaque como la Premier League, donde siempre aparece el joven nigeriano de 20 años Samu Chukwueze —blindado con más de 60 millones de cláusula— como objetivo. Hoy por hoy, salvo Toko Ekambi, no hay nada seguro en el grupo de jugadores más ofensivos, desde Gerard a Bacca.