La línea políticamente correcta tasa el derbi de esta noche (20.45 horas) en Mestalla con el mismo valor que cualquier otro encuentro de la Liga. Luis García, Toko Ekambi, Trigueros... han intentado quitar hierro al duelo de rivalidad autonómica durante la presente semana. Para ellos, cara a la galería, son solo tres puntos más. Bueno, tres puntos vitales, porque ceder más terreno a sus rivales directos en el segundo partido de la segunda vuelta no entra en el guion del Villarreal.

Pero no se equivoquen. El derbi de hoy en Mestalla es algo más. Casi siempre lo ha sido, desde que el Submarino demostrara que en el fútbol español aspiraba y era algo más que una especie de familiar cercano del club que había dominado a sus anchas el fútbol valenciano hasta la consolidación del proyecto de Fernando Roig en la élite. Poco a poco, el Villarreal ha ido acortando las distancias y curando viejas heridas, como aquel 1-0 en el escenario de hoy en la recta final de la temporada 2011/2012 que precipitó el último descenso de los groguets. Desde entonces el Submarino ha hecho de Mestalla una especie de santuario para celebrar sus éxitos. Allí se gestó en las tres últimas campañas una plaza de Champions y otra de Europa League. Hoy, salir del estadio valencianista con la cuarta victoria consecutiva allí tiene una recompensa incluso más valiosa.

UN VILLARREAL CON ‘RETOQUES’ / El Villarreal espera que el derbi sea el principio del fin de su pesadilla en la actual temporada y marque un cambio de dinámica definitivo, una motivación que debe imponerse a la de los de Marcelino, que también ven en la visita de los vecinos una oportunidad inmejorable para reengancharse a la pelea por plazas europeas tras una primera parte de Liga casi tan titubeante como las de los amarillos, que llegan a la cita acumulando siete partidos sin ganar, los últimos cinco ya con Luis García como encargado del banquillo. El técnico groguet planea algunos retoques para reactivar un equipo más solvente a domicilio (dos victorias) que en La Cerámica (solo una). La presencia de Pedraza y Chukwueze en las bandas podría ser parte de la solución para solventar los problemas ofensivos y hacer del Submarino un equipo más vertical. Podrían no ser las únicas novedades en una zona ofensiva en la que planea la duda de Fornals —a su discreto rendimiento en las últimas jornadas se une la situación del mercado, con el interés del Nápoles latente— y la identidad de la punta de lanza del 4-2-3-1 al que Luis García daría continuidad para mantener los brotes verdes en defensa.

Con Gerard Moreno en plena sequía, el entrenador madrileño podría buscar otros revulsivos con Toko Ekambi —también con opciones de formar parte de una de las bandas ofensivas— o Bacca. Sea quien sea el elegido, la papeleta se presenta complicada ante la que está siendo la tercera mejor defensa de la Liga. El Valencia de Marcelino es uno de los equipos menos dañinos en ataque, pero lo compensa siendo, con Atlético y Getafe, uno de los tres conjuntos con una media inferior al gol encajado por partido.