El Espanyol, próximo rival del Villarreal (domingo 20, 16.00 horas) no supo aprovechar el impulso del triunfo europeo en Moscú y volvió a las andadas en la Liga. La segunda parte de Rusia fue flor de un día. La realidad retornó con un partido desastroso en Mallorca (2-0) que deja al equipo perico penúltimo, inmerso en una dinámica negativa que podría llevarse por delante al técnico David Gallego durante el parón internacional. Los blanquiazules solo han ganado un partido en ocho jornadas, caminan sin rumbo y el panorama es desalentador. La última derrota ante un recién ascendido, con 10 titulares que jugaban en Segunda el año pasado, es el colofón a un comienzo que iguala las cifras del equipo con Mauricio Pochettino en el 2012. El argentino acabó despedido en noviembre.

Ni en casa ni fuera. Hasta la cita de ayer en Palma, el Espanyol se había mostrado solvente como visitante. Esa era la única fortaleza que permitía a Gallego ser optimista. El técnico recibió una vida extra para esta semana tras el descalabro ante el Valladolid, que suponía la cuarta derrota en Cornellà en cuatro duelos. El equipo volvió a desvanecerse ante el Mallorca. La jugada del segundo gol, con el surrealista despeje de Víctor Sánchez, refleja a la perfección el estado de ánimo de una plantilla frágil que se viene abajo al más mínimo golpe. El gol de Budimir bastó para comer la moral a los visitantes.