Zidane ha abierto la puerta a la llegada de refuerzos en el mercado invernal. Los agujeros del Madrid en la portería, defensa y delantera quedaron otra vez descubiertos contra el Málaga para desesperación del Bernabéu. Los próximos resultados marcarán las planes de futuro, que en principio iban mucho más allá de los posibles fichajes en las próximas semanas. Florentino Pérez ha recurrido a la prensa afín para comenzar a lanzar globos sonda y testar la respuesta de los aficionados. Y el primer bombazo, la posible llegada de Neymar en verano, ha tenido un impacto positivo.

Aunque el aterrizaje del brasileño parece bastante improbable, principalmente por el coste económico de la operación, detrás de este anuncio se esconde una maniobra inteligente para buscar alternativas a una BBC (Benzema, Bale y Cristiano) que parece en decadencia. Aunque la mayoría de pitos los ha recibido el francés, Karim es uno de los ojitos derechos del presidente, por lo que el señalado a nivel interno tiene nombres propio. Florentino parece estar más que arrepentido de no sentarse a negociar con el Manchester United el verano pasado para tratar el traspaso de Gareth Bale, a quien José Mourinho está seguro de poder sacar todo el partido que no han podido sacarle en el equipo blanco en los cuatro años largos que lleva en él. El club de Old Trafford estaba dispuesto a poner sobre la mesa más de 100 millones de euros y volverá a la carga en este mercado de invierno con una cifra parecida, siempre que los músculos de Gareth no le vuelvan a jugar una mala pasada de aquí a enero.

La postura oficial del Madrid sigue siendo que no hay posibilidad de escuchar ofertas, aunque fuentes de la entidad apuntan a que el jugador, con contrato hasta el 2022, presiona para que le abran las puertas con el fin de regresar al fútbol inglés.

PROBLEMA PSICOLÓGICO // En Inglaterra piensan que el problema de Bale es más psicológico que físico, de inadaptación al club blanco y al estilo de vida español, y que su vuelta a las islas supondría un cambio muy positivo para él y el relanzamiento de su carrera, salpicada, por otro lado, por continuos contratiempos en su entorno familiar. El penúltimo, la muerte de su cuñado en Cardiff el 8 de noviembre.

Le quiere el United y el Chelsea, que no se dejan intimidar por la veintena de lesiones del gales, que se ha perdido el 55% de los partidos desde su llegada.