A falta de alegrías deportivas, de ilusiones de futuro o de objetivos a corto plazo, al madridismo no le queda otra que dejarse embaucar por la fastuosidad que rodea todo lo que tiene que ver con el nuevo Santiago Bernabéu, a la espera de ver cómo luce el armazón de acero con el que se cubrirá el estadio. «La próxima semana firmaremos el contrato de financiación de las obras para comenzar a final de temporada», anunció el presidente Florentino Pérez por todo lo alto después de más de siete años de litigios para sacar adelante el proyecto.

La presentación de la reforma del Santiago Bernabéu, que costará 525 millones de euros y durará cuatro años, tuvo honores galácticos, con lleno en el palco de honor del estadio merengue y multitud de autoridades que Florentino Pérez repasó con detalle, comenzando por la alcaldesa de Madrid Manuela Carmena, con la que intercambió elogios casi desmesurados, por las dos partes, con un tono de política rancia de los años 90; y siguiendo por los problemas que tuvo con el nombre de la portavoz de Ahora Madrid en el Ayuntamiento, Rita Maestre, a la que apellidó como Mestre en un lapsus.

El presidente puso énfasis en su optimista visión del proyecto, que colocaría al Bernabéu a la cabeza de los estadios mundiales en todos los aspectos. «Es el inicio de una auténtica innovación arquitectónica», aseguró el presidente blanco entre promesas de vanguardia, adelantos tecnológicos y ofertas de ocio innovadoras que planea crear el club para colocar al estadio, según sus previsiones, a la cabeza del mundo arquitectónico, aunque una cantidad ingente de millones de euros frente a otros proyectos similares.

MÁS DE 500 MILLONES / El Madrid va a invertir más de 500 millones de euros en el remozamiento del estadio, de los que dispone mediante una línea de crédito con condiciones muy favorables que, según detalló Florentino Pérez en la junta de accionistas en la que se aprobó el proyecto, no le costará al club más de 25 millones de euros al año. Pese a todo, se antoja un coste muy elevado para una reforma que, según Florentino Pérez, es «el gran proyecto de futuro del Madrid».

El techo retráctil y el envoltorio metálico que le dará al estadio su nuevo aspecto son los aspectos más determinantes del cambio, tras el que desaparecerán las características cuatro torres que flanquean el estadio, durante los cuatro años que durarán las obras, hasta 2023, en momentos que no afecten a los partidos del equipo.

Desde el Ayuntamiento, Manuela Carmena, defendió el papel de los clubs de fútbol madrileño en la ciudad. «Tenemos que ayudarles en todo lo que podamos, son emblemas», comentó la alcaldesa antes de defender el plan urbanístico aprobado para unas obras que también afectan a toda la zona circundante del estadio en una zona emblemática de la ciudad, que ganará espacio público con una plaza en el Paseo de la Castellana y otra en esquina de la Calle del Padre Damián, en sustitución de lo que ahora es un centro comercial.

El consistorio de Ahora Madrid liderado por Carmena llegó a un acuerdo en 2016 con el Madrid para acometer un plan urbanístico especial que permitiera las obras, después de que el Tribunal Superior de Justicia de Madrid hubiera anulado la autorización anterior que Florentino Pérez consiguió bajo el mandato de Alberto Ruiz Gallardón (Partido Popular) en el ayuntamiento.