Entre las dos suman 70 medallas (4 de ellas olímpicas) y más de una generación de nadadoras de sincronizada. Y es que también suman 65 años, repartidos muy irregularmente. Gemma ya ha cumplido felizmente los 39 y Ona apenas sopló 26 velas en su último aniversario. Pero, desde el pasado mes de septiembre, se han unido en un objetivo único y, a punto de tomar el próximo martes el avión que las llevará a unos nuevos Juegos Olímpicos (los cuartos de Mengual, los segundos de Carbonell), se han conjurado para revertir todos los pronósticos y seguir manteniendo así a la sincronizada española en un podio olímpico. Deberán ser ellas, o nadie, porque el equipo quedó fuera de la cita brasileña en el preolímpico, celebrado también en Río.

Mengual, después de un retiro de más de cuatro años y ser madre dos veces (de Nil y Jou), regresó a la competición en el Mundial de Kazán del 2015 en la nueva prueba de dúo mixto, y poco después se comprometió a formar pareja con Carbonell para un último intento olímpico. Ona, por su parte, tiene también motivos de gran calado para intentar el 'sorpasso' olímpico y volver al podio, tras no poder clasificar al equipo, en uno de los mayores disgustos de su carrera. Pero las dos, la rejuvenecida veterana y veterana joven, han encontrado la motivación y, sobre todo, la empatía necesaria para formar un equipo que sueña con subir al podio el próximo 16 de agosto.

UNA DECISIÓN "ARRIESGADA"

"Nuestro sueño son las medallas, y estamos preparadas", asegura Gemma Mengual tras la presentación, este viernes en Sabadell, de buena parte de la rutina libre. "Vamos a salir a matar, a darlo todo, a luchar desde el primer segundo. Sabemos lo que es luchar y lo que es sufrir", añade Ona Carbonell, que pese a la diferencia de edad (13 años) ha logrado un grado de compenetración perfecta con su inesperada compañera, a la que apunta o completa sus respuestas con frecuencia, como si ambas fueran una sola voz.

Las dos rutinas que presentarán en Río tienen la misma estructura que las del preolímpico, pero poco que ver, en realidad. Las técnicas Esther Jaumà y Anna Vives han estirado al máximo el nivel de dificultad de ambos ejercicios para convencer a partes iguales a los jueces y al público, al que quieren hacer vibrar con 'Las formas del agua' del programa técnico y, sobre todo, la 'Pasión flamenca' de la rutina libre, un trepidante ejercicio a los sones del 'Concierto de Aranjuez'arreglado por el músico Toni Mir.

"No me ha sorprendido el nivel técnico de Gemma, porque de eso no teníamos ninguna duda, pero sí la rapidez con que ha cogido la forma y se ha puesto al nivel de Ona para realizar un dúo de una dificultad y una exigencia física altísima", se asombra Jaumà, que se felicita de la decisión, para algunos descabellada, de recuperar a la veterana nadadora. "Fue una decisión muy arriesgada de la cual me siento muy satisfecha", afirma Jaumà.

NADA DE LAMENTACIONES

"La decisión de volver es una de las mejores que he tomado en mi vida", confirma la propia Mengual. "Al principio yo mismo pensaba que era una locura, pero ahora soy superfeliz y este año he vivido una situación que pensaba que no volvería a vivir nunca, y además bien acompañada. ¿Qué más puedo pedir?". La adrenalina de la competición del más alto nivel ha vuelto a anidar en ella ("Me pongo igual de nerviosa que siempre, pese a los años"), junto a una Carbonell muy competitiva.

"Si no estuviéramos nerviosas sería para estar preocupados. Después de cuatro años muy duros y con muchas adversidades, para mí estar en los Juegos es llegar al objetivo que me había planteado tras los Mundiales de Barcelona del 2013", asegura Carbonell, que no olvida el tropiezo del equipo en el preolímpico. "Fue un momento muy duro y triste para mí, pero enseguida entendí que no podía perder más tiempo lamentándome, porque había otro objetivo muy bonito y tenía que ir a por él", añade la más joven del dúo, a quien no le preocupa más que 'clavar' tres buenos ejercicios en Río (dos veces el libre y uno el técnico) para mantener a España en el podio, cuando teóricamente Rusia, China, Ucrania y Japón están ahora mismo por delante.

Por eso, Ona no quiere ni oír hablar de problemas en la villa olímpica de Río ni de virus del zika ("Yo, tranquila; le pican todos a ella, es mi mata mosquitos particular", bromea Mengual). "Seguro que hemos vividos circunstancias peores de las que nos encontraremos en Río. Nos adaptamos a todo. Los buenos se quejan; los mejores, se adaptan", afirma Ona, aplicando una filosofía que ha salido reforzada con su nueva unión deportiva con Mengual. "A veces piensas que ya has llegado, pero siempre se puede dar más. Aprender es lo mejor que hay en la vida, dentro y fuera del deporte, y este año ha sido muy positivo para mí porque he aprendido muchísimo". Y Gemma, orgullosa de poder ser la madre de muchas de las participantes en Río, asiente.