El encuentro que abrirá el grupo L de la Europa League está repleto de contrastes entre un Villarreal habituado en las últimas campañas a moverse en la zona noble de la potente Liga y un FC Zúrich paradigma de la modestia de la competición suiza, aumentada en su caso por el descenso de la pasada campaña a la Challenge League, que al cambio sería algo así como una competición entre conjuntos de la zona media de Segunda B española.

Mañana, en el Madrigal, se medirán dos proyectos que deportivamente están a años luz de distancia. El del club amarillo se fue forjando este verano para intentar estar en la Champions, con un inversión que rondó los 50 millones de euros en fichajes (Cheryshev, N’Diaye, Roberto Soriano, Sansone…); por el contrario, el del FC Zúrich se tuvo que adecuar a la nueva realidad de la segunda división helvética. De sus seis caras nuevas, solo una, la del hispano-chileno --con pasaporte suizo-- Roberto Rodríguez, hizo pasar por caja al club suizo, que pagó al Novara Calcio, un equipo de la Serie B italiana, 150.000 euros. Y punto.

El resto de incorporaciones del primer visitante del Madrigal en la Europa League 2016-2017 se han cerrado a coste cero y, como en el caso del medio de 26 años, con un perfil bajo. Adrian Winter aterrizó en Zúrich proveniente del Orlando City de la MLS, mientras que el central Bangoura lo hizo desde el Dinamo de Minsk. Las otras tres caras nuevas del rival del Submarino llegaron de clubs de la zona media-baja de la liga suiza: Vanins (un veterano portero de 35 años) y el lateral diestro Voser salieron libres del Sion; Cavusevic, el delantero que marcó el gol de la victoria del Zúrich en su último partido de Liga, jugaba en el Saint-Gallen. H