El marcador fue demasiado engañoso con lo que sucedió anoche en el Netanya Stadium. Primero el cero a favor del Villarreal fue rácano con un equipo que generó muchas ocasiones y tuvo mucho el balón, aunque esta vez el gol no bailó al ritmo del Bacca-Baka, puesto que ambos delanteros anduvieron muy desacertados en el remate. El cero en contra del Villarreal es demasiado premio, porque el Maccabi Tel Aviv puso en más aprietos de lo normal al Submarino. Y el empate, a su vez, también fue demasiado tesoro para el conjunto israelí.

Lo mejor, el giro ofensivo que le dio anoche Javier Calleja al Villarreal en su debut en el banquillo, aunque también deberá estar acompañado de un mejor balance defensivo. Un punto que no es malo porque mantiene todas las opciones de ser primeros de grupo. Ahora hay que refrendar lo bueno de anoche en la Liga española y trabajar para mejorar ciertos aspectos defensivos ante el Eibar el proximo domingo en el Estadio de la Cerámica.

Calleja introdujo su toque personal al Villarreal en su primer once. Ramiro Guerra no viajó de relleno a Israel. A las primeras de cambio, el nuevo técnico le otorgó la responsabilidad de ejercer de guardaespaldas de un centro del campo muy ofensivo, no solo por las características de los futbolistas que lo componían, sino también por la posición en la que actuaron. La segunda gran novedad era la disposición táctica. El Villarreal se asemejó anoche al mejor Boca de Bianchi con Riquelme de enganche, puesto que Javi Calleja dejó para otro mago del balón, pero en esta caso italiano: Roberto Soriano. El 4-3-1-2 le transmitió más frescura ofensiva al Submarino. Esa fue la nota positiva del debut del nuevo entrenador. El Villarreal combinó muy bien en ataque y sumó llegada tras llegada al área rival.

LLEGADA AL ÁREA

Y también ocasiones claras de gol, pero entre el portero serbio del Maccabi Tel Aviv y la falta de puntería, Rajkovic mantuvo su portería intacta en la primera parte del encuentro. Pablo Fornals, Bacca y Manu Trigueros tuvieron el 0-1 en el punto en sendas oportunidades de esas que en el fútbol se denominan como claras.

La parte negativa para el Villarreal radicó en que el Maccabi también dispuso de hasta tres aproximaciones al área que fueron algo más que un susto, por medio del inglés Blackman y del israelí Atar. El conjunto de Tel Aviv estaba bien dirigido por su capitán Yeini y espoleado por una afición muy animosa y fiel a los suyos. Defensivamente, el Villarreal todavía necesitaba más ajustes porque concedió demasiado al rival. Y no era una cuestión del cuarteto defensivo, donde destacó la contundencia del veterano Bonera, sino de los huecos que se dejaron en las bandas.

Lo cierto es que ese plus más en un ataque más fluido compensó la corregible accesibilidad del Maccabi a la puerta de Mariano Barbosa. El trabajo del uruguayo Ramiro Guerra oxigenó al Submarino en una medular que tuvo mayor capacidad y libertad para crear, pero también con menor poder defensivo.

El Villarreal acentuó su dominio del balón y el control del partido en la segunda parte. Incluso presionó mejor al Maccabi, que apenas ya inquietó a Barbosa salvó en a algún tiro desde lejos. La mejoría en el juego defensivo fue notable y se fundamentó en un tremendo esfuerzo físico. Roberto Soriano acabó extenuado hasta que tuvo que ser sustituido por Samu Castillejo. Pero no era la noche de Bacca. El delantero colombiano volvió a tener una muy buena oportunidad tras un centro desde la derecha de su compañero Bakambu, pero el remate, en franca posición para el gol, se marchó fuera.

EL VILLARREAL APRIETA

El Maccabi ya se había limitado a esas alturas de partido a correr y correr detrás del balón, acumulando efectivos en su medio campo y totalmente volcado atrás. El ataque de los anoche rojos fue agobiante, con las espaldas bien cubiertas por una defensa que no dejaba huecos y sellaba perfectamente los espacios. Jaume Costa y Mario irrumpieron por ambos carriles con soltura y frescura, como en sus mejores momentos.

Pero no llegaba el gol del Villarreal y el Maccabi Tel Aviv se agarraba al empate sin goles como si la igualada sumase como una victoria, aunque dio un peqeño susto en el tiempo de descuento. El empate fue demasiado premio para los israelís.