Un análisis más reposado de la junta general de accionistas del Castellón, 24 horas después, acentúa las incógnitas sobre su resultado y multiplica las dudas sobre el futuro del club. Es decir, su viabilidad. La sombra sobre su disolución sigue cerniéndose sobre la entidad, porque la ampliación de capital, exigua, está calculada para que David Cruz pueda seguir al frente, dificultando la entrada de otros inversores de peso.

Los 909.051 euros que el Castellón sacará en 69.927 títulos a 13 euros cada uno no tiene otro objetivo que perpetuar a Cruz al frente de la entidad. Una cantidad del todo insuficiente desde todos los puntos de vista: no cubre los fondos propios (negativos por más de 3,5 millones de euros), las pérdidas acumuladas (2,26 millones) e, incluso, el saldo entre ingresos y deudas a corto plazo, que el propio balance presentado en la asamblea elevaba a 1,25 millones de euros en favor de los números rojos.

Cruz se mueve en el terreno de las dos aguas de forma permanente. Pone en marcha una ampliación de capital, pero por unas cantidades que para nada solucionan el futuro de la entidad. Dice que está por la labor de apartarse, pero lo que busca es seguir gestionando el club con el dinero que aporten los accionistas para continuar viviendo de un club que le paga un sueldo y el alojamiento. Que no se acogerá al derecho preferencial de la ampliación de capital, pero, al mismo tiempo, pide dinero por él. Que quiere marcharse, pero obstaculiza la posibilidad de la entrada de nuevos inversores capaces de conseguir la mayoría accionarial.

Un plan de viabilidad (una expresión que, en este contexto, adquiere tintes eufemísticos) encaminado a hacer frente a los convenios firmados con la Agencia Tributaria (ya en marcha, por valor de 3,2 millones) y Seguridad Social (todavía pendiente de ejecución por un total de 178.000 euros), pero que no tiene en cuenta cualquier otro dispendio, como futbolistas y demás personal deportivo, resto de trabajadores de la entidad, proveedores... Las dos principales asociaciones de accionistas, Sentimiento Albinegro y Fòrum Albinegre, así como otros pequeños poseedores de títulos del Castellón, ya se lo hicieron saber a Cruz y José Cano-Coloma, los dos hombres que ahora llevan las riendas de la entidad.

LA PALABRA TABÚ // La desaparición en estado latente. Más que nunca, porque en este panorama, nadie cree que vaya a cubrir, ni de lejos, esos 909.051 euros, con lo que al Castellón se acabará de quedar sin ningún músculo económico para acabar una temporada en la que el retraso en los pagos es evidente. El más peligroso, el de la Agencia Tributaria, paralizado de septiembre a marzo. Una moratoria detrás de la cual, de no cumplirse, está la disolución. Una palabra tabú utilizada como chantaje emocional de Cruz para con el albinegrismo.