Si hay algo que detesto en cualquier faceta de la vida, léase también profesión, es el acomodamiento. Por ello, me quedaba con cara de tonto cuando leía esta semana unas declaracioenes de Filipe Luis en las que decía que Mourinho no podía ser entrenador del Chelsea porque su nivel de exigencia con sus futbolistas era muy alto. A los jugadores de fútbol, como a cualquier profesional, hay que exigirle al máximo en su trabajo a la vez que una dedicación plena.

Sin duda, esa exigencia a la que aludía es la clave de la grandísima temporada que está haciendo el Villarreal. Con sus defectos, y con sus virtudes, me refiero a la Marcelinina, llámese así al método de trabajo de Marcelino, un tipo quisquilloso, cascarrabias y que en muchas ocasiones estoy seguro de que debe ser hasta insoportable, porque es como esa mosca cojonera que nunca te deja en paz. Es de ese tipo de personas que siempre está buscando una mejora de la mejora. Y se lo cuento desde la asepsia absoluta de la distancia, que es como mejor se analizan las cosas, algo que aprendí desde mis errores con Garrido y con Riquelme. Del primero por no ser más duro en la crítica cuando percibía que estaba al limite de la megalomanía, como cuando mandó a un empleado del club en taxi a que le cambiara un suéter en Londres, a una tienda del centro a 50 kilómetros del hotel, por supuesto a cargo del Villarreal. Les contaré que me bloqueó en twitter sin siquiera seguirle. Del segundo, por hacer caso de los caprichos de una estrella. Uno aprende a seguir su criterio. Por ello, tampoco cambié el rumbo cuando percibí que mis críticas, por la forma en que se cayó en la Copa, no le sentaron nada bien al cuerpo técnico del Villarreal. Y seguramente Marcelino tenía razón...

Para mi el entrenador asturiano es un gran profesional, caiga bien, mal o regular en el interior de la caseta. Su trabajo es apretar las tuercas y lograr el mayor rendimiento de sus jugadores. Y creo que en el 99% de los casos ha sido justo en sus criterios. Les podria poner varios ejemplos, como los de Víctor Ruiz, Areola, Asenjo, Mario, Cheryshev, Denis Suárez, Samu Castillejo... que han experimentado una progresión brutal a sus órdenes. Y no me equivoco, han leído bien, porque incluyo al malagueño quien ha mejorado defensivamente y en sacrificio, a un nivel extraoriordinario y estoy convencido de que va convertirse en un futbolista top. Casti es ahora más completo.

Para mi es un éxito rotundo que a seis jornadas del final, el Villarreal le saque 12 puntos al Sevilla, 9 al Athletic y 8 al Celta. La cuarta plaza está prácticamente asegurada.

Y si no fuera porque el Sparta, que debió salir goleado del Madrigal, se marchó vivo hoy las semifinales de la Europa League estarían en el saco. Ahora tocará sufrir en Praga, pero es algo normal a esta altura. No tengo una bola de cristal, pero estoy convencido de que este grupo humano se dejará la piel en Chequia.

El Madrigal hizo ayer la ola y volvió a empujar con fuerza. La afición está tan enchufada como el equipo y su técnico. Y no se deja nada a la improvisación. Lo pudieron ver ayer con Bruno. Con el 2-0 y el partido asegurado, el capitán vio la quinta amarilla por perder tiempo y descansará con el Rayo pero estará en Praga peleando por la semifinal porque ahora el Villarreal tiene un colchón tan grande sobre sus rivales en la Liga, que se lo puede permitir. Aquí cada uno tiene que hacer su trabajo. Marcelino apretando a los suyos, la afición apoyando, Roig manteniendo su criterio y su personalidad y los que informamos, pues intentando contarles lo que pasa. No hay mejor cultura que la del esfuerzo y, por supuesto, teniendo siempre la conciencia tranquila. Yo creo a muerte en este equipo que dirige Marcelino. Sigo soñando con Basilea... H