Hay entrenadores que mueren con su idea y arrastran a sus equipos en su tozudez. En el fútbol español hemos vivido algunos casos llamativos, como Paco Jémez, Bielsa o, más lejano en el tiempo, Van Gaal, técnicos cuya inflexibilidad a la hora de mantener sus planteamientos tácticos y manejar los vestuarios han dinamitado o han puesto en peligro varios proyectos deportivos.

Por fortuna para el Villarreal, Javi Calleja no está hecho de esa pasta. Sí, el entrenador amarillo no negocia que sus equipos sean protagonistas de los encuentros a través del dominio de la posesión y del buen trato del balón, pero que no se cierra a una única filosofía en la manera de conseguirlo. Rectificar es de sabios, y esa máxima tiene plena vigencia también en el fútbol. Calleja fue capaz de analizar a fondo los problemas de un Villarreal que en febrero parecía un equipo sin soluciones, para virar una dinámica negativa. El madrileño no se encerró en sí mismo y escuchó a sus jugadores para encontrar la solución. El rombo en el que confió y en el que seguirá confiando en el futuro, con una plantilla mejor confeccionada para poner en escena ese dibujo, no emborronó la perspectiva del técnico.

Calleja rectificó a tiempo para adaptar sus ideas a la materia prima con la que contaba. Y el resultado positivo ha sido evidente. El 4-2-3-1 ha resucitado al Villarreal y ha puesto la directa hacia la Europa League 2018/2019. Los 10 puntos de los últimos 12 en juego así lo refrendan.