No diga Europa League. Diga Copa Sevilla. Porque hoy por hoy ese nombre es lo que mejor define a un torneo que ha ido cambiando de definición a lo largo de la historia. Empezó siendo Copa de Ferias (1958-1971), pasó luego por Copa de la UEFA (1972-2009) y, desde el 2010, lleva el nombre actual. Pero desde hace tres años, esa copa tiene un color y un sabor especial, y un acento único, el andaluz del Sevilla, que anoche se doctoró por tercera vez seguida en esta competición, que ha ganado en cinco ocasiones (se llevó también el título en el 2006 y 2007). Un hito.

El equipo de Emery se coronó ante una antigua leyenda de Europa que deberá esperar para volver a serlo. Porque el Liverpool echó mano de la magia y de la fuerza de Anfield durante el primer tiempo, en el que arrolló a los andaluces, pero esa mística desapareció por completo a los 18 segundos de reanudarse el duelo, cuando Gameiro neutralizó el 1-0 de Sturridge.

EMBESTIDA INGLESA // Salió vivo el Sevilla tras el primer tiempo y resoplando. Sí, perdía, y con merecimiento, pero el conjunto de Jürgen Klopp pudo sentenciar la final con un poco más de fortuna y también con un mayor acierto del árbitro, el sueco Eriksson, que ejerció de eso cuando no quiso pitar un penalti de Carriço, que interceptó el balón con el brazo evitando un autopase de Firmino.

El duelo empezó igualado, pero el Liverpool se acercaba con mayor determinación, espoleado desde la banda por Klopp, que no paraba de exigir presión y más presión a sus jugadores. Salvó relativamente la embestida el conjunto andaluz gracias al buen hacer de Banega y Vitolo en el centro del campo, que dieron pausa al duelo y aportaron criterio en las acciones de ataque, muy pocas. De hecho, la primera llegada de mérito de los andaluces no llegó hasta la media hora.

La respuesta inglesa no tardó nada. El balón circuló de banda a banda, desde la derecha, donde Clyne volvió loco a Escudero, hasta Sturridge, en la izquierda, quien soltó un gran disparo con la zurda metiendo el balón ajustado al palo. El Liverpool tomaba ventaja y el Sevilla las pasaba canutas.

Los andaluces aguantaron como pudieron los últimos diez minutos. Andaban perdidos, y el equipo inglés pudo sentenciar. De hecho, llegó a marcar el 2-0, pero el tanto de cabeza de Lovren fue anulado por el linier por fuera de juego de Sturridge, que tapaba al meta andaluz. Al filo del descanso, de nuevo Sturridge tuvo en sus botas el 2-0, pero no llegó por poco.

Se fue cabizbajo el Sevilla al descanso y muy crecido el Liverpool, pero a los 18 segundos de la reanudación cambió todo. Mariano, un lateral derecho que brilló con luz propia, se inventó una penetración por la derecha, con caño incluido al exsevillista Alberto Moreno, para dejar solo a Gameiro que solo tuvo que empujar la pelota.

El marcador se igualó, pero el partido se decantó rápidamente hacia el lado andaluz ante un Liverpool que se quedó sin fuerzas ni capacidad de respuesta. Emery ordenó a su defensa colocarse cerca del centro del campo, presionaron los interiores y Coke, Banega y Vitolo hicierno el resto. Especialmente el primero, el capitán, que se llevó el premio al mejor del partido. Coke marcó el segundo, tras una gran jugada al primer toque, y logró el tercero, aprovechando un pase de un defensa inglés que anulaba su posición de fuera de juego. Fue un tanto con suspense porque el juez de línea levantó la bandera, pero el árbitro, que vio bien la jugada, concedió el gol.

LESIÓN DE RAMI // Faltaban 20 minutos y la final de la Europa League estaba decidida, pero no todo fueron buenas noticias para el Sevilla, que perdió a su central Rami por lesión y puede que para la final de Copa del Rey, donde aguarda un Barcelona fresco que tomó buena nota del mejor Sevilla de la historia, el pentacampeón de la Europa League que, en el Vicente Calderón, quiere redondear un final mágico de temporada. Si le llegan las fuerzas y con permiso del Barça. H