Este Villarreal consigue ganar tan fácilmente los partidos que hasta parece que no tenga mérito... Y lo tiene, y mucho. El Getafe, que llegaba al Madrigal con la soga del descenso al cuello, como una corbata hecha a medida, apenas logró que Asenjo llegara con unas gotas de sudor para usar la ducha al final del partido. Un Villarreal que ofreció la sensación de jugar a medio gas, imagen que puede interpretarse con más frivolidad que la realidad de un equipo que sabe regularse pero que siempre compite.

Un triunfo holgado, más de lo que reflejó el 2-0 final, porque los madrileños nunca tuvieron opciones. A 6 partidos del final, la cuarta plaza, que otorga el título honorífico de campeón de la otra Liga, tiene grabado a fuego el nombre del Submarino. Ocho puntos sobre el Celta, se antojan como más que suficientes y permiten centrarse en la Europa League.

Y otro dato importante, la afición sigue poblando las gradas del Madrigal con una asistencia que superó los 17.000 espectadores, que acabaron pasándoselo en grande, haciendo la ola y coreando a Bakambu. El Villarreal es garantía de triunfos y de espectáculo. 60 puntos así lo indican.

Los amarillos mostraron un tono fresco y alegre en ataque, muy similar al exhibido ante el Sparta de Praga. Los movimientos entre líneas de Leo Baptistao y sobre todo de Adrián López, con las incorporaciones de Samu Castillejo y Denis Súarez, este último en un excelente momento de forma, le conferían al juego del Submarino la sensación de que su puesta en escena era más ofensiva de lo habitual.

MÁS VISTOSIDAD // Tocaba la versión más vistosa con un fútbol de bota en bota al primer toque, con la versatilidad apuntada, por dentro y por fuera, de los dos interiores/extremos. La conexión gallego-andaluza fabricó muchas acciones de talento, aunque volvió a faltar precisión en el último pase y buena ubicación de remate.

El Getafe, por su parte, ofreció una imagen difusa, exenta de una personalidad definida, porque a su estilo le faltan puntos para decantarse por el talento. Es un equipo que aparenta más creatividad de la que apuntan buenos futbolistas como Pedro León o Sarabia, y que adolece de ese gen competitivo que, por ejemplo, convierte al Villarreal en un equipo que con menos mimbres peleando por la Champions.

La versión del Submarino fue menos rocosa defensivamente de lo habitual, dejando más espacios y con las líneas menos juntas de lo normal para un bloque que siempre deja mínimos espacios al rival.

El once groguet presentó cuatro variaciones respecto al de la Europa League. En este momento crucial de la temporada se están dosificando hasta las rotaciones. La continuidad de Asenjo en la puerta, junto con la ubicación de Rukavina en el lateral izquierdo, la presencia de Pina con Bruno en la medular y una dupla distinta en ataque con Leo y Adrián, componían el rostro amarillo ante el Getafe. Una cara más risueña y alegre. Una muestra fue la jugada del 1-0, con movimiento rápido y al primer toque ente Pina, Adrián y la definición perfecta de un futbolista especial: Denis Suárez.

El Submarino juega sin la presión extra que atenaza a quien está obligado a ganar sí o sí para cumplir sus objetivos, porque el colchón de puntos es tan grande que permite fallos, a la vez que esa tranquilidad trasmite menos margen de error.

SIMILAR AL JUEVES // El partido se asemejó bastante al de la Europa League del jueves. Muy buen fútbol, llegadas al área rival, pero restaba rematar al rival y no dejarlo vivo en esa fina frontera que deja un apretado 1-0 entre lo que es un triunfo cómodo y esa pizca de suerte o de fatalidad que convierte al fútbol en un deporte tan imprevisible como emocionante.

El Villarreal era muy superior al Getafe, pero el solitario gol de Denis dejaba abierto el choque a cualquier golpe de fortuna. El Getafe siempre iba a remolque, pero el 1-0 le transmitía esperanzas porque la llegada del segundo gol se resistía. No obstante, la grada vivía uno de los partidos más plácidos que se recuerdan.

Tanto el colchón de puntos de ventaja, como la escasa competitividad del rival contagiaban una seguridad tan relajarte como sencillamente maravillosa. Y llegó el 2-0 en una acción en la que Bakambu reiteró que está tocado por los astros y anotó un gol, en posición de partida de fuera de juego, empujando con el abdomen.

Era la rúbrica definitiva a una victoria tan cómoda como balsámica. La distancia de puntos del Submarino a solo seis jornadas del final se antoja casi como insalvable. Nadie aguanta el ritmo de un Villarreal intratable. Próxima parada: Praga. Este equipo sigue dando alegrías. H