El Villarreal vuelve a pegarse un tiro en el pie cuando tenía la huida de la zona de descenso a su alcance (1-2). Los brotes verdes que ofreció el Submarino durante una buena parte del partido se marchitaron por la absoluta inoperancia ofensiva que se tradujo en la casi nula productividad en ataque, junto al pésimo estado de forma y competitividad que muestran jugadores que, ayer, volvieron a quedar retratados: Mario, Funes Mori, Gerard Moreno, Fornals... El Submarino no puede vivir solo del carácter de Álvaro, la magia de Cazorla -demasiado solo en la creación- o el empuje de Pedraza. Necesita mucho más para salir del túnel que conduce a Segunda A. Solo pudo marcar de penalti, porque la candidez en ataque es altamente preocupante. Tanto como la vulnerabilidad en acciones puntuales que siguen costando puntos cada jornada. Y eso que el VAR metió al Villarreal en el partido cuando quedaba media hora y el marcador estaba en contra. Toko Ekambi, igual que la semana pasada en el Wanda Metropolitano, pudo cambiar el signo de la tarde, pero el camerunés erró de nuevo la ocasión más clara. Y tampoco supo manejar bien los tiempos cuando el empate podía haber sido hasta un buen resultado.

El Alavés, un conjunto de obreros del fútbol que, seguramente, no tendría hueco en su mayor parte en el Submarino, sorprendió a la contra al Villarreal en varias ocasiones y le pudo hacer un roto mayor en los 15 minutos finales. El conjunto vitoriano dio un curso de eficacia, tanto en defensa como en ataque. Con eso le bastó para llevarse el triunfo de La Cerámica, un estadio antaño hostil para los visitantes y que ahora se ha convertido en tierra franca para todos. La derrota deja al Villarreal con cada vez menos rivales en la lucha por la permanencia, pero mientras queda vida, hay esperanza. A eso hay que agarrarse. No queda otra.

CON MORLANES Y BACCA // Morlanes y Bacca fueron la solución a la ecuación de dos incógnitas que presentaba a priori el once. Calleja volvió a demostrar que su segunda etapa en el banquillo la ha afrontado sin peaje alguno. Ahora juega quien mejor está, por lo menos a su juicio. Gerard y Fornals, titularísimos pasara lo que pasara en la etapa anterior, se han convertido en suplentes hasta cambio de orden del madrileño. La otra interrogante era quien jugaría más retrasado en el centro del campo y quienes serían los dos vértices por detrás de los dos puntas dentro del cuadrado ofensivo, posición que le fue reservada al zaragozano.

El partido era de alto voltaje para el Submarino, que necesitaba el triunfo para coger carrera y salir de la zona de descenso. Máxima presión, pero los amarillos se han habituado tanto a ella, que conviven con el estrés emocional a la perfección y ya no les afecta. El inicio fue bueno: el Villarreal dominó. Fluidez en el movimiento del balón aunque sin hacer daño al Alavés, que tampoco consiguió que Asenjo entrara en calor. La mejor -y única- ocasión de la primera parte fue un tiro envenenado de Bacca que salió fuera.

CAZORLA MANDA // El Submarino mostraba chispa, alegría y ritmo, pero también imprecisión en el último pase y claridad para encontrar el desmarque. Cazorla retomó el mando, con un Iborra más participativo y la inteligencia de Morlanes, proyecto de excelente jugador, aunque ante el Alavés actuase en una zona con más responsabilidad defensiva. Con todo, al Villarreal le faltó malicia, así que al descanso se llegó con empate a casi todo, menos en posesión de balón.

La segunda parte comenzó como un calco de la primera. Un Alavés rocoso y agresivo en la presión, con la seguridad que le otorga una clasificación inesperada, frente a un Villarreal que intentaba elaborar su fútbol desde atrás y que también se empleaba con convicción, nada que ver con el bloque dubitativo de hace unas semanas. Esa fortaleza mental de la que se ha embebido el Submarino le sirvió para superar el duro varapalo de ponerse por detrás en el marcador a los nueves minutos de la reanudación. Un remate de cabeza de Maripán, posiblemente precedido de una falta en ataque, desencadenó el 0-1. Lejos de venirse abajo, el Submarino demostró personalidad y se fue a por el empate, que llegó pronto en un penalti con el suspense del VAR. Unas manos muy claras de Manu García, que se le escaparon al colegiado, fueron detectadas por las cámaras y la consiguiente pena máxima fue transformado por Cazorla. Todo volvía a ser como antes.

Calleja modificó la defensa de tres, sustituyendo a un inseguro Funes Mori por Gerard para pasar al 4-4-2. En lugar de mejorar, el Villarreal comenzó a descoserse y a ofrecer facilidades al Alavés, que le machacó a la contra.

OTRO DESTROZO DE JONY // Jony dejó en ridículo a Mario por la banda derecha. Luego, como siempre, todos los rebotes favorecieron al adversario e Inui, casi sin querer, batió a Asenjo.

Con el 1-2, nuevo cambio y entrada de Fornals. El partido parecía un correcalles, con el Villarreal desorientado y a la desesperada. El Alavés tuvo cerca el 1-3, con un rival angustiado. Una jornada más, una oportunidad menos. El tic tac del reloj empieza a apretar. Ni ofreciendo buenas vibraciones durante 70 minutos sirve para ganar. Una derrota muy dolorosa.

DOMINGO

3 DE MARZO DEL 2019

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